Resulta proverbial la caligrafía de los médicos, a tal grado que a quien escribe de manera poco clara se le suele decir que tiene letra de doctor.
“Se estima que más de la mitad de las recetas médicas son ilegibles o muy difíciles de entender; además, está comprobado que menos de 20% de los pacientes retiene la información verbal que el médico dijo durante la consulta”, expresa Juana Ramírez Bustos, fundadora de Grupo SOHIN, empresa especializada en soluciones hospitalarias.
Esto no ha sido obstáculo para que los pacientes reciban las medicinas correctas a la hora de pedirlas en la farmacia; ahí los empleados, con base en años de práctica, se han hecho avezados en entender las prescripciones de los galenos.
“Hay una habilidad en el mostrador de la farmacia que hemos desarrollado para leer las recetas”, afirma Marcos Pascual Cruz, director comercial de la Asociación Nacional de Farmacias de México (Anafarmex).
Y si, dado el caso, esto no bastara, Pascual Cruz precisa que los trabajadores de las farmacias hablan por teléfono a los médicos, de quienes normalmente ya habían recibido otras recetas, para aclarar cualquier duda.