¿Cuál es el mensaje que Oppenheimer dio en México?
La conferencia que dictó en el Instituto México-Norteamericano de Relaciones Culturales fue dictada para “los mexicanos del siglo XX”.
Se trató de una serie de reflexiones acerca de las relaciones que existen entre la ciencia y la cultura y de cómo la época en la que le tocó vivir coincidía con un momento histórico, a partir del cual el mundo comenzaría a cambiar para siempre.
Oppenheimer insiste en que, a diferencia del arte, la acumulación de conocimiento científico tiene un carácter irrevocable que ningún afán podría borrar y que, por tanto, todo descubrimiento y aplicación práctica tendría un efecto para toda la humanidad. A veces con un carácter de consecuencias inimaginables e incontrolables.
No obstante, declaró que la ciencia no escoge para qué fin serán utilizados los conocimientos desarrollados, por lo que llamó a que se desarrolle la moral y abogó por una especie de política pública que ayudara a regular estos avances.
Estas ideas de Oppenheimer pueden observarse, por ejemplo, en el surgimiento de instituciones como el Organismo Internacional de Energía Atómica o el equivalente que los creadores de ChatGPT piden para regular la Inteligencia Artificial.
“Se ha hablado mucho de que hay que desembarazarse de las bombas atómicas. Simpatizo con esas pláticas, pero no debemos engañarnos. El mundo no va a ser el mismo, sin que importe lo que hagamos con las bombas atómicas, porque el conocimiento de su fabricación no puede conjurarse. Ese conocimiento existe, y todas nuestras adaptaciones para vivir en una nueva era deben tener en cuenta su presencia virtual y omnipotente, así como el hecho de que no podemos modificar ese estado de cosas”, dijo para ejemplificar su idea.
Ética y progreso
Pero, a pesar de que en su momento dudó sobre la cuestión ética de la invención de la bomba atómica, Oppenheimer llamó a no confundir los dos tipos del progreso humano: el científico y el moral. Y que mientras el primero es siempre hacia adelante, el segundo puede tener retrocesos.
Cuando “nos lamentamos de realizar un progreso notable en las investigaciones cibernéticas y espaciales, sin que hayamos logrado un adelantamiento moral comparable, se incurre en una falta absoluta”, indica el científico.
La libertad y la democracia en la ciencia
Entre sus reflexiones, señala que, tras el renacimiento de la ciencia en el mundo occidental, la democracia y los valores de libertad individual y de erradicación de la exclusión arbitraria de la diferencia fueron los valores que llevaron al quehacer científico a su esplendor actual. Un potencial que, sin embargo, plantea nuevos problemas económicos y sociales.
Sobre la libertad, también señala que la ciencia tiene libertad al principio para elegir qué investigar, pero luego está determinada por la realidad que encuentra. No tiene libertad sobre los hechos que descubre.