“En todo México anda circulando este billete, pero nadie cuida a los ajolotes”, dice Miguel del Valle mientras muestra uno de los emblemáticos billetes de 50 pesos que usan la imagen de estos animales. “Vinieron unos banqueros a sacarles foto porque estaban eligiendo a un animalito para el nuevo billete. Pero el chiste es rescatarlo y cuidarlo”, dice el hombre nativo de Xochimilco.
Él es Miguel, el cuidador de los ajolotes en Xochimilco
A los 80 años, Miguel del Valle es uno de los pocos campesinos que todavía practica el chapín, una de las técnicas agrícolas más antiguas, a través de su cooperativa 'Olintlalli: Tierra en Movimiento'. Sin embargo, el valor del Paraje Almoloya, su chinampa, no radica únicamente en esta técnica, sino también en que alberga uno de los 36 refugios de ajolotes en Xochimilco.
“La finalidad es que eventualmente se reproduzcan los ajolotes y hacer un criadero”, dice don Miguel mientras señala el refugio de 200 metros que actualmente alberga a 16 de estos animales. Estos anfibios se encuentran en peligro de extinción y, de acuerdo con lo reportado por National Geographic , en 1998 había 6,000 ajolotes por km2. Pero el último censo se realizó en 2014 y había sólo 36 por km2.
Para lograr esto, Miguel cuenta con el apoyo de 'AdoptAxolotl', un programa respaldado por el laboratorio de restauración ecológica del Instituto de Biología de la UNAM.
Este programa, creado por el doctor Luis Zambrano, titular del Laboratorio de Restauración Ecológica del Instituto de Biología (IB) de la UNAM, lleva 20 años trabajando en colaboración con estudiantes y voluntarios, incluido Miguel, para restaurar Xochimilco y proteger al ajolote. Su enfoque consiste en crear refugios para revitalizar la producción agroecológica de las chinampas, convirtiéndolas en hábitats adecuados para la supervivencia de los ajolotes y otras especies nativas
Diana Laura Vázquez, maestra del Instituto de Biología de la UNAM, explica las dos principales causas del peligro de extinción de los ajolotes: primero, la urbanización que trajo consigo la contaminación del agua y el turismo que afectó el ecosistema.
“Antes de 1950 el agua de Xochimilco era transparente. Podías tomar de esta agua”, lamenta Miguel, quien recuerda que de niño jugaba en esa misma chinampa y aprendía de sus abuelos cómo cuidarla.
La segunda razón se remonta a la década de 1970, cuando el gobierno de Echeverría promovió la pesca en el canal mediante la siembra de mojarras (tilapias) que los agricultores locales no pescaban. Estas especies se convirtieron en una plaga y comenzaron a depredar a otras, lo que llevó a la disminución de ranas, tortugas, peces jaboneros y sanguijuelas, y a la escasez de ajolotes para 1980.
Pero rescatar a esta especie en peligro de extinción no es una tarea solitaria para don Miguel, pues además de él existen otros 47 colaboradores que trabajan diariamente para mantener los refugios de los ajolotes
Desde 2016, se han construido 71 biofiltros en los 36 refugios que filtran más de 60,000 metros cúbicos de agua al año para preservar a los ajolotes. Sin embargo, según la maestra Vázquez, se necesitan alrededor de 300,000 pesos para rehabilitar y abrir un nuevo refugio.
El año pasado se recaudaron 400,000 pesos en donacione s y el objetivo para este ciclo 2023-2024 es llegar al millón de pesos. A su vez, las aportaciones mayores a 20,000 pesos pueden ser deducibles de impuestos, por lo que empresas como Uber han apalabrado la donación de 20,000 dólares para financiar el proyecto a largo de un año a través de su programa Uber Planet. Si quieres donar al proyecto, escribe un correo a lre@st.ib.unam.mx .
“Pero más que dinero, hacen falta manos”, dice Miguel. “Los jóvenes ya no quieren trabajar la tierra, pero es muy importante su conservación”. Por lo tanto, Miguel también recibe voluntarios los sábados para trabajar con él la chinampa y cuidar el refugio de los ajolotes, con la esperanza de que estos animales no se queden en solo una imagen en los billetes de 50 pesos.