Johanne Sacreblu: Un cine se infestó de ratas, y fue culpa de los franceses
El cortometraje viral Johanne Sacreblu llegó a salas de cine. La premiere en el complejo Cinedot Azcapotzalco tuvo alfombra roja, entrevistas, mimos y muchas ratas de peluche.
Un video viral mexicano llegó a salas de cine comerciales, como protesta contra una película francesa, y ha dejado un precedente en el activismo y en el cine.(Daniel Cuevas)
“¿Ya viste? Traen ratas en la cabeza”, dice una mujer a su acompañante. Esta noche los asistentes a un centro comercial en Azcapotzalco, Ciudad de México, se preguntan si vino alguien famoso o si están regalando algo, mientras en la entrada del cine de la plaza se concentra una multitud alegre, que toma fotos, ríe y rodea expectante una alfombra roja, abrigada por un ciclorama rosa, en cuya superficie hay dibujos de ratas, un croissant y dos nombres: “Johanne Sacreblu. Dirigida por Camila D. Aurora”.
Hay niños, adolescentes, adultos jóvenes y unos cuantos adultos mayores. Familias y grupos de amigos que se toman en serio el mame, pero en especial, hay una fuerte presencia de la comunidad LGBT+.
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Plaza Azcapotzalco es un conocido punto de referencia para chintololos, un espacio comercial comedido, con apenas dos pisos más estacionamiento, a unas calles del centro histórico de la alcaldía. Cuenta con gimnasio, un supermercado pequeño, sucursales bancarias, tiendas de nicho y zona de comida. Pero desde su origen, sus joyas más atractivas son el Sanborns y el cine. Y esta noche el complejo formó parte de una historia sin precedentes del cine en México.
Cinedot Azcapotzalco se convirtió en sede de la alfombra roja y premiere del mediometraje “Johanne Sacreblu”, de la activista Camila D. Aurora. Lo que empezó como un video viral que hace mofa de la película francesa “Emilia Pérez” y de los cineastas detrás de esta, ha llegado a salas de cine comerciales, como parte del programa “Lado B” de la cadena, enfocado en dar exposición a producciones de corte independiente y alternativo.
“Pero, ¿por qué traen ratas?” pregunta una señora junto al Burger King de la plaza, apenas a unos metros de la multitud. “Traen pintadas las caras” dice otra mujer que por casualidad deambula por ahí.
Cinedot Azcapotzalco se llenó de ratas, mimos y baguettes.(Daniel Cuevas)
Si fuera la premiere de una nueva película de Star Wars, este espacio estaría iluminado por sables láser; si fuera una película de superhéroes, los asistentes posarían con máscaras, capas e instrumentos de batalla recreados con cartón, plástico y papel. Pero esta es la premiere de Johanne Sacreblu, y el homenaje que le rinden sus fans es el adecuado.
Visten prendas y accesorios propios del estereotipo francés, mismo que utilizó la producción de Johanne Sacreblu. Los fans más vehementes vinieron como mimos, maquillados con exageración. Otros más vienen con boinas, bigotes con el llamado diseño “moustache” (algunos hechos con tela, otros con pura tinta) y varios cargan consigo ratas de peluche, en sus cabezas y entre sus brazos.
En una mesa al fondo del complejo hay venta de mercancía oficial de la película. Pósters, playeras, pastelillos, estampas y las dichosas ratas de peluche “¡A cien pesos la ratita!” responden los comerciantes. Hay una rata de plástico más sofisticada, con boina, bigote y playera de rayas horizontales negras y blancas. “¡Esa cuesta 350! Ya es la última”. Lo que se recolecte de la venta aquí, y parte de las ganancias en taquilla, irá a asociaciones civiles.
La alfombra roja
“¡Qué elegancia la de Francia!”, se oye en la voz de Homero Simpson en las bocinas del complejo cinematográfico, donde también se repite una y otra vez el número musical con el que abre el mediometraje: “Bienvenidos a la France, donde tú vas a encontrar que te roben el corazón y la cartera”.
Un vocero de la cadena da la bienvenida y pie a la alfombra roja. Actrices, actores y otros talentos que participaron en esta producción amateur, se pasean a prisa sobre la alfombra. Unos con vestimentas de gala, otros atrevidos en el vestuario que usaron en el mediometraje.
Sonríen y saludan al público. Los menos tímidos se pavonean un poco, gozan del momento; pero otros, en sus cohibidos y apurados gestos, se hacen evidentes tres cosas: no están habituados a recibir tanta atención pública, no imaginaban encontrarse en esta extraña situación, pero todos están contentos de que el video en internet haya llegado tan lejos.
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Al final, desfilan las personalidades más célebres detrás de este trabajo. La directora Camila D. Aurora en un vestido de gala negro y el músico Insulini, con gorro de capitán de mar y sujetado por un collar con cadena de la mano de un hombre acompañante. Insulini se sumó para componer una pieza para la versión mejorada de Johanne Sacreblu que se proyectará esta noche, y al menos durante una semana, en las salas de Cinedot.
“¡Te amo, Camila!”, gritan los fans. Saludan, aplauden, toman fotos y video. La quieren abrazar, quieren una selfie con ella, y ella les cumple.
Camila se acerca para mandar saludos y responder preguntas. “¿Qué te inspiró?” le pregunta una señora. “Una cosa es que se metan con las mujeres trans, y otra cosa es que se metan con México. Y otra que se hayan metido con las dos cosas al mismo tiempo.”
Camila aclara que la mitad de la taquilla más la mitad de los ingresos obtenidos en YouTube y un porcentaje de las ventas de mercancía será para el grupo Nacional de Búsqueda y Las hijas de Mayahuel. “Del resto del boletaje, yo voy a usar otra parte para mi contingente que apoya los derechos de las personas trans”.
Parte de las ganancias de la mercancía se irá a asociaciones civiles.(Daniel Cuevas)
Las fotos y los gritos siguen, pero llegó la hora de la función. El personal del cine divide a la audiencia en dos salas. En ambas se proyectará el mediometraje, pero en la Sala 5 estarán presentes Camila y el resto del elenco para responder preguntas de la prensa y disfrutar juntos este trabajo.
Esto es serio, y es tan serio, que la gente abarrota la dulcería del cine, llevándose palomitas, refrescos, hotdogs y chocolates a la sala, para disfrutar de este espectáculo inusual.
Hora de la función
La Sala 5 de Cinedot Azcapotzalco está casi llena, ocupada por prensa, influencers, elenco e invitados especiales. Camila tiene menos de 10 minutos para responder unas cuantas preguntas, antes de comenzar la proyección.
“Los franceses están con madre… Muchos franceses se refieren a esto como guerra limpia”, responde acerca de la recepción de este proyecto en Francia. “Hay personas que simplemente no quieren escuchar… Está de sobra lo que dije yo, lo que ha dicho todo México respecto a la película”, dice acerca del director responsable de Emilia Pérez. “Nos han llamado ignorantes, que estamos en contra del arte. No parece que sean personas realmente interesadas en escuchar".
Quienes están aquí probablemente ya han visto repetidas veces este trabajo en sus teléfonos y computadoras. Ya conocen las canciones, los números musicales y los chistes, pero se trata de verlo en una pantalla grande, con sonido envolvente y en compañía de quienes lo crearon.
Las imágenes y el sonido fueron mejorados, adaptados a los estándares que requiere no sólo el cine, sino las instituciones a cargo de la distribución comercial de películas en México.
En la función hay risas compartidas, anticipadas en algunos casos, pero sobre todo, hay cantos coordinados con la pantalla, como sucede a veces cuando uno revive un clásico animado de Disney.
La película acaba y los créditos corren con un nuevo diseño y pieza musical realizada por Insulini. Hay escena post créditos. Ahora se espera el largometraje, con un equipo de 500 personas colaborando junto a Camila, un presupuesto más amplio, y todo con prisas de nuevo, para anticiparse a la noche de la entrega de premios Oscar, donde “la otra película” es la favorita con 13 nominaciones, pero para Camila eso no es algo aspiracional, porque como ella dijo antes de la función: “Mi mayor premio son los memes que me han hecho.”