El horario de verano, implantado en México desde 1996, terminará en la madrugada del 30 de octubre de 2022 y no volverá. Regresa el horario de siempre o el “horario de Dios”, según Irma Juan Carlos, diputada federal de Morena.
“Nuestros pueblos tienen claro que solo existe un único horario y es el que llamamos horario de Dios y, a pesar de eso, hemos tenido que sufrir las consecuencias de estos cambios de horarios; en nuestros pueblos también hemos pedido que se nos respete el principio de espiritualidad y de la armonía con nuestra naturaleza”, dijo la legisladora en la Cámara de Diputados.
Al respecto, José Franco, investigador del Instituto de Astronomía, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), considera impreciso atribuirle carácter divino a una medición del tiempo que, más bien, ha sido inventada por el ser humano.
“Los horarios, ya sean de verano o de invierno, se pueden adoptar según las circunstancias, y Dios no estableció ninguno de ellos”, expresa este científico.
Ocurre que la Tierra gira sobre su eje y esto le toma hacerlo 24 horas, porque el mapa mundial ha sido segmentado, de Polo Norte a Polo Sur, en 24 husos horarios, correspondientes a las 24 horas del día, de acuerdo con Franco.
Entonces es cierto que la rotación del planeta es algo dado, no depende del ser humano, pero su medición es convencional, arbitraria, ya que no se considera decreto divino que la hora dure 60 minutos y que, por tanto, el día tenga 24 horas.
En resumen, el movimiento del planeta y, en consecuencia, la salida y el ocultamiento del Sol en el horizonte no dependen de disposiciones humanas, pero sí su medición, la cual ha sido desarrollada y perfeccionada a lo largo de la historia por los científicos, especialmente los astrónomos.