Cuando hablamos de reducción de daños en cuestión de tabaquismo, lo que se busca, específicamente, es encontrar soluciones y/o alternativas para que los adultos que no deseen dejar de fumar.
¿De qué hablamos cuando se aborda la reducción de daños?
En el mundo existen aproximadamente 1,000 millones de personas que fuman cigarrillos, por lo que es fundamental que tengan información acerca de las alternativas que pueden proveer una reducción de los riesgos que conlleva el fumar cigarro; por este motivo, diversas instituciones y empresas han realizado investigaciones científicas que aportan datos relevantes al respecto:
1) La nicotina es una de las sustancias que contienen los cigarros, y aunque no es inocua, no es la responsable de las enfermedades asociadas con fumar. Durante la combustión del tabaco –o sea, cuando éste se prende con fuego– se liberan más de 4,000 sustancias químicas en el humo, y son éstas sustancias –no la nicotina– las que provocan los padecimientos más graves.(1)
2) La nicotina se absorbe principalmente por la boca: menos de 5% llega al sistema respiratorio y 25% entra al cerebro por circulación arterial, donde actúa como estimulante.
3) De acuerdo con el Centro Nacional de Información Biotecnológica de Estados Unidos, al consumir cigarros combustibles, la concentración máxima de nicotina (49ng/ml) se alcanza en 5 minutos mientras que en vapeadores (34ng/ml) y algunas otras alternativas se alcanza en 20 minutos.(2)
4) Los aproximadamente 10 compuestos tóxicos y cancerígenos en el vapor (aldehídos, nitrosaminas y trazas metálicas) han sido detectados en concentraciones mucho menores que en el humo de tabaco combustible (entre 1/40 y 1/30,000 veces menores en dispositivos de última generación y en condiciones normales de uso). Es de esto de lo que hablamos cuando se habla de reducción de daños.
5) Según National Academies of Sciences, Engineering and Medicine (EUA), al sustituir por completo el consumo de cigarros combustibles por los electrónicos, se disminuye la exposición a sustancias tóxicas y, por ende, significativamente también el riesgo a desarrollar algún efecto secundario asociado con fumar.
6) Uno de los puntos clave en la reducción de riesgos también es la regulación de los productos libres de humo – si no es que el más. En países como Japón(4), Reino Unido, Nueva Zelanda y Estados Unidos se han elaborado investigaciones independientes que han comprobado que la regulación funciona porque al tener un mercado legal, los consumidores cuentan con toda la información precisa sobre los nuevos productos.
a. En Japón, por ejemplo, las ventas totales de cigarros convencionales cayeron 34% entre 2015 y 2019, mientras que las ventas de alternativas aumentaron de 5.1 billones de unidades a 37.1 millones para el mismo periodo.
b. Por su parte, Reino Unido es el país con más experiencia en reducción de daño en tabaquismo. Impone estrictas medidas al cigarro convencional e incentiva a los fumadores a dejarlo o a migrar a alguna alternativa sin combustión.
Alternativas libres de humo
· Mediante la tecnología se han creado opciones para los fumadores adultos que buscan cambiar a una mejor alternativa. Algunos estudios independientes han demostrado que las alternativas que no generan combustión pueden llegar a ser hasta 95% menos dañinas que el cigarro convencional.
· Al no generar combustión, estos productos no crean humo, y así se eliminan significativamente el nivel promedio de sustancias químicas dañinas en comparación con los cigarrillos tradicionales.
Diferencias entre el cigarro común y los productos libres de humo:
FUENTES:
1) Gottlieb S, Zeller M. A Nicotine-Focused Framework for Public Health.N Engl J Med. 2017; 377(12):1111-111.
2) Benowitz N, Janne H, Peyton J., “Nicotine Chemistry, Metabolism, Kinetics and Biomarkers”, IJCAI Int Jt Conf Artif Intell. 2009; (192):2814–9.
3) La encuesta realizada por Povaddo se efectuó entre el 19 de julio y el 3 de agosto de 2021. Se aplicó a 29,484 adultos de 21 años o más, en 26 países y territorios.
4) Japón, National Health and Nutrition Survey, 2019.