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Sharif Nasser, el embajador de Microsoft que combate la adicción a los gadgets

El estandarte de este aguerrido joven es el siguiente: la tecnología no es un fin, sino un instrumento imprescindible para el mejoramiento de las sociedades.
vie 14 abril 2023 05:51 AM
Sharif
Sharif Nasser Kadamani (de pie) imparte cursos sobre los peligros de la adicción a los dispositivos electrónicos.

Un combatiente que lucha en la arena de la tecnología contra las injusticias ha sido reclutado por Microsoft. Se trata de Sharif Nasser Kadamani, joven egresado de la carrera de sistemas digitales e ingeniería en robótica, del Tecnológico de Monterrey.

Nacido en Venezuela, pero desde hace siete años radicado en la capital de Nuevo León, Sharif, de 23 años de edad, hace gala de precisión al expresar su visión ética sobre la tecnología, como si fuera un esgrimista experto en asestar puntos en el momento adecuado.

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Su lucha contra la adicción a los gadgets

Directo y contundente, Sharif, en entrevista, afirma que dar un teléfono inteligente a un niño significa abrirle las puertas a una adicción, a entrar en esos ciclos esclavizantes que después, a partir de la adolescencia, conducen a no poder despegar la mirada de la pantalla ni siquiera durante una plática familiar de sobremesa.

“Son las hormonas que se generan cada vez que se recibe una notificación de un mensaje o de un seguidor nuevo. Todo esto genera un momento de felicidad y, al final, el usuario genera una adicción”, asevera.

Sharif forma parte de Microsoft Student Ambassadors, programa en que estudiantes destacados de todo el mundo impulsan en círculos tecnológicos locales el desarrollo de habilidades técnicas y profesionales para el futuro.

“Como embajador estudiantil es posible estar organizando un hackathon en el campus o la comunidad, asesorando a otros estudiantes o siendo voluntario en una clase de STEM (acrónimo en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería o matemática) de la escuela primaria”, precisa Microsoft en un comunicado.

Él se dedica principalmente a dar pláticas a jóvenes universitarios sobre el uso virtuoso de la tecnología, como herramienta idónea para desarrollar proyectos creativos y no para simplemente convertirse en un ente consumidor de entretenimiento digital.

En este sentido, critica el modelo de negocio de redes sociales como Facebook o Instagram, e incluso de plataformas como Netflix, en que se promueve la visualización compulsiva de contenido.

“Las empresas a eso se dedican, a generar sistemas operativos, notificaciones y aplicaciones que generan adicción. Porque es la forma en que provocan que la gente use sus servicios. Aquí es donde empieza a entrar el tema ético de la tecnología”, precisa.

Sharif

Dichas empresas, para poder subsistir, tienen que asegurarse de que miles de millones de usuarios usen constantemente plataformas digitales de entretenimiento, por lo cual se enfocan mucho en crear características que promuevan la dependencia a las pantallas.

“Detrás de todo esto hay análisis estadístico para el empleo de inteligencia artificial y análisis de datos. Por ejemplo, Netflix usa datos para ver cuáles son los actores más famosos del momento para saber qué tipo de película hacer y entonces pegue. Todo esto se basa en datos, en predicciones generadas por la adicción a la tecnología de los usuarios”, platica.

Sharif considera que tanto empresas como gobiernos deberían de empezar a crear regulaciones para evitar estos excesos que solamente llevan al ser humano a invertir el ideal de la tecnología, pues en lugar de utilizarla como instrumento, se vuelve en instrumento de ella.

“Por eso es que también debería de haber reglas acerca de si los niños pueden o no utilizar dispositivos inteligentes. Así cómo se prohíben las drogas, también tendría que haber una forma de regular estas otras actividades que también generan adicciones y provocan efectos perjudiciales en el funcionamiento neuronal y el desarrollo cognitivo a largo plazo”.

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El ojo está puesto en los datos personales

De acuerdo con este embajador de Microsoft, vivimos en una época en que los datos personales se han convertido en el gran negocio del mundo, sobre todo porque las compañías lo pueden hacer sin compartir ganancias con los usuarios.

“Aquí es donde empieza a surgir la incógnita de por qué una empresa puede estar ganando dinero de la información del usuario si finalmente es suya, ¿por qué él no gana dinero también?”

Esta última pregunta retórica hace que el diálogo adquiera una densidad de mantequilla; sin embargo, Sharif, como si sus palabras se hubieran convertido en un cuchillo caliente, lo corta de la siguiente manera:

“Necesitamos también abogados que conozcan de transformación digital; ellos el día de mañana van a estar creando nuevas regulaciones sobre el manejo de la información, los datos personales y la privacidad, lo cual no se ha actualizado al ritmo de los cambios actuales”.

Sharif, cuando tenía 16 años de edad, decidió salir de su país natal y estudiar en el Tecnológico de Monterrey, institución en que actualmente realiza la maestría en ciencias computacionales con enfoque de investigador de tiempo completo.

Para este joven venezolano pero ya con un marcado acento regiomontano, México es una gran nación con la cual está muy agradecido por haberle abierto las puertas académicas para finalmente poder desplegar su lucha definitiva: ayudar a las personas, especialmente a las más carentes de recursos económicos, a emplear la tecnología no como fin, sino como instrumento de bienestar.

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