Su lucha contra la adicción a los gadgets
Directo y contundente, Sharif, en entrevista, afirma que dar un teléfono inteligente a un niño significa abrirle las puertas a una adicción, a entrar en esos ciclos esclavizantes que después, a partir de la adolescencia, conducen a no poder despegar la mirada de la pantalla ni siquiera durante una plática familiar de sobremesa.
“Son las hormonas que se generan cada vez que se recibe una notificación de un mensaje o de un seguidor nuevo. Todo esto genera un momento de felicidad y, al final, el usuario genera una adicción”, asevera.
Sharif forma parte de Microsoft Student Ambassadors, programa en que estudiantes destacados de todo el mundo impulsan en círculos tecnológicos locales el desarrollo de habilidades técnicas y profesionales para el futuro.
“Como embajador estudiantil es posible estar organizando un hackathon en el campus o la comunidad, asesorando a otros estudiantes o siendo voluntario en una clase de STEM (acrónimo en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería o matemática) de la escuela primaria”, precisa Microsoft en un comunicado.
Él se dedica principalmente a dar pláticas a jóvenes universitarios sobre el uso virtuoso de la tecnología, como herramienta idónea para desarrollar proyectos creativos y no para simplemente convertirse en un ente consumidor de entretenimiento digital.
En este sentido, critica el modelo de negocio de redes sociales como Facebook o Instagram, e incluso de plataformas como Netflix, en que se promueve la visualización compulsiva de contenido.
“Las empresas a eso se dedican, a generar sistemas operativos, notificaciones y aplicaciones que generan adicción. Porque es la forma en que provocan que la gente use sus servicios. Aquí es donde empieza a entrar el tema ético de la tecnología”, precisa.
Dichas empresas, para poder subsistir, tienen que asegurarse de que miles de millones de usuarios usen constantemente plataformas digitales de entretenimiento, por lo cual se enfocan mucho en crear características que promuevan la dependencia a las pantallas.
“Detrás de todo esto hay análisis estadístico para el empleo de inteligencia artificial y análisis de datos. Por ejemplo, Netflix usa datos para ver cuáles son los actores más famosos del momento para saber qué tipo de película hacer y entonces pegue. Todo esto se basa en datos, en predicciones generadas por la adicción a la tecnología de los usuarios”, platica.
Sharif considera que tanto empresas como gobiernos deberían de empezar a crear regulaciones para evitar estos excesos que solamente llevan al ser humano a invertir el ideal de la tecnología, pues en lugar de utilizarla como instrumento, se vuelve en instrumento de ella.
“Por eso es que también debería de haber reglas acerca de si los niños pueden o no utilizar dispositivos inteligentes. Así cómo se prohíben las drogas, también tendría que haber una forma de regular estas otras actividades que también generan adicciones y provocan efectos perjudiciales en el funcionamiento neuronal y el desarrollo cognitivo a largo plazo”.