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¿Por qué a los seguidores de Trump no les importa que mienta?

Las falsas declaraciones del candidato republicano no buscan ocultar la verdad sino solo inventan datos de temas que desconoce, aunque esto no molesta a su base.
jue 20 octubre 2016 04:23 PM

Jeff Hancock es un profesor de la Universidad de Stanford, donde estudia engaño y tecnología. Las opiniones expresadas aquí son propias (y contienen algo de lenguaje gráfico).

Donald Trump y Hillary Clinton son vistos como igualmente dignos de confianza por parte del público; sin embargo, Trump hace declaraciones falsas casi cuatro veces más a menudo que Clinton.

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¿Cómo es eso posible?

Yo estudio el engaño y la confianza, y con frecuencia me hacen esta pregunta, debido a que quienes revisan los datos califican las declaraciones de Trump como totalmente falsas en 52% de las veces, en comparación con el 12% de Clinton.

Hay varias explicaciones posibles. Una es que nos gustan y confiamos en las personas que se parecen a nosotros, un efecto conocido como homofilia. Esto también nos permite menospreciar o ignorar cosas que de otra manera no ignoraríamos. Eso podría explicar por qué tantos hombres blancos apoyan a Trump a pesar de sus mentiras persistentes.

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Los dos candidatos también tienen estilos claramente diferentes de comunicación. Trump habla de una manera directa, con palabras y frases sencillas, un estilo que da la impresión de ser auténtico y digno de confianza. Clinton habla con más cautela, calificando sus declaraciones y usando oraciones más complejas, un estilo que da la impresión de que ella está ocultando algo, incluso cuando no es así.

nullPero ninguna de estas explicaciones aclara completamente por qué las mentiras más frecuentes de Trump no afectan más su confiabilidad. Una explicación es que esto no se trata realmente de las mentiras, sino de inventar. En su libro On Bullshit, Harry Frankfurt distingue entre las dos cosas señalando que para mentir uno tiene que ocultar la verdad ante los demás a propósito.

Un artista de la invención no se ocupa de la verdad, sino que inventa cosas para que se adapten a su propósito. No le importa si las cosas que dice describen la realidad con precisión. Cuando el pescador dice que el pescado era “así de grande”, con las manos abiertas, el tamaño real de los peces no es lo importante, sino el entretenimiento de los oyentes.

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La idea de que las declaraciones falsas de Trump son invenciones puede ayudar a explicar por qué a sus seguidores no les importa que los verificadores de datos digan que está mintiendo.

Por ejemplo, Trump ha dicho que él construirá un muro a través de Estados Unidos y que México lo pagará. Si eso es un invento, Trump no tiene que preocuparse por cuál sería su viabilidad o su costo real, y tampoco sus seguidores.

Lo que es importante es el mensaje de detener la inmigración ilegal. O cuando Trump hace afirmaciones falsas sobre el déficit comercial o la tasa de desempleo, la realidad es menos importante que la sensación de sus partidarios de que la economía los está abandonando. Cuando Trump dice que la delincuencia está en alza y que se puede recibir un disparo al caminar en los centros urbanos, la realidad es menos importante que su mensaje de la ley y el orden.

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Frankfurt destaca que la gente inventa cuando habla de temas en los que no están bien versados o cuando los hechos no se alinean con el mensaje general. Trump ha sido directo acerca de su condición de ajeno a la política, y a su falta de preparación para los debates y conocimientos sobre las políticas de gobierno. El hecho de que él responda a temas complejos con inventos quizás no es tan sorprendente.

Este argumento se ajusta bastante bien a un reciente artículo en The Atlantic sobre Trump y sus seguidores versus los medios de comunicación: la prensa lo toma literalmente, pero no seriamente; sus partidarios lo toman en serio, pero no literalmente.

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Pero esto no es un argumento para explicar la gravedad de las falsas declaraciones de Trump. Por el contrario. El artista de la invención puede o no puede conocer la verdad, pero no se preocupan por ella de cualquier manera. Como escribe Frankfurt, “las invenciones son un mayor enemigo de la verdad que las mentiras”. Por lo menos con un mentiroso, puedes presentar pruebas de lo contrario. El que inventa no se preocupa por los hechos.

Ahora, a medida que se desenvuelve el debate acerca de los comentarios de Trump de manosear mujeres en 2005, esta cuestión es extremadamente importante. Si es percibido como alguien que inventa cosas, es decir, como alguien que participa inofensivamente en bromas “de vestidor”, ¿perdonarán los electores sus declaraciones? El hecho de que muchos de sus seguidores aún se encuentren a bordo de su barco parece respaldar esto, pero hay límites a lo que los votantes están dispuestos a soportar. La posición de Trump en las encuestas ha ido en picada.

Y esta es una coincidencia asombrosa. Un reciente libro cataloga todos los sinónimos de 'bullshit' ('sandeces' o 'inventos', en español), y una de las más antiguas se remonta a los años de 1400. Originalmente se refería al engaño y la estafa, aunque su significado ha evolucionado para incluir comentarios sin sentido ni significado. Esa palabra: trumpery ('bobería').

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