Disrupción para atraer más talento a las aulas
Nota del editor: José Antonio Torre es el director de Urbanismo Ciudadano del Tecnológico de Monterrey; Manuel Zertuche es el decano de la Escuela de Ingeniería y Ciencias, ambos del Instituto Tecnológico de Monterrey.
Monterrey vivió años muy duros de inseguridad entre 2008 y 2011. La zona en la que se ubica el Campus Monterrey del Tecnológico de Monterrey también se vio afectada, agravando algunos indicadores como la pérdida de población y la situación de abandono de algunos espacios urbanos. Ante este escenario, desde el Tecnológico de Monterrey se pensó en encontrar una solución para generar un ambiente más seguro y, al mismo tiempo, cumplir con la visión de la universidad, que es contribuir al desarrollo del país.
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Nos dimos cuenta que habíamos descuidado la relación con nuestros vecinos más cercanos, los habitantes de las zonas cercanas al campus original del Tec de Monterrey. En lugar de conectarnos nos fuimos encerrando cada vez más, pensando que eso nos iba a generar condiciones de seguridad. Encontramos que la zona alrededor del campus tenía tres décadas perdiendo población, reflejo de lo que sucede en las ciudades del país con el crecimiento acelerado de las periferias urbanas.
Desde hace tres décadas, las ciudades presentan un crecimiento hacia afuera y con ello grupos de población se están separando. Esto crea un escenario adverso para la ciudad, en el que segmentos de la población con menores recursos se ven en la necesidad de vivir muy lejos de los centros urbanos y de las fuentes de trabajo, mientras que al centro se construyen cotos cerrados.
En el Tec nos dimos cuenta que al encerrarte te terminas por alejar de los vecinos; si pones una pared enfrente de tu vecino, vas a recibir una pared de parte de él. Y así se empiezan a generar distancias, no solo físicas, también culturales y mentales.
Entonces nos propusimos reencontrar esos espacios para conocer, dialogar y acercarnos con nuestros vecinos, invitarlos a entrar. Para contrarrestar esa tendencia que arrastramos desde hace 30 años, llegamos a una solución diferente e innovadora.
Nos propusimos impulsar el DistritoTec, un espacio de 452 hectáreas que integra a una comunidad de 24 colonias y que tiene al campus del Tec como motor de desarrollo en la zona. La situación de inseguridad no fue el único motivo para arrancar con esta iniciativa; DistritoTec nace de una visión más amplia de desarrollar proyectos que coloquen al país como un destino de innovación, emprendimiento y de capitalización de su talento, en aras de generar valor y desarrollar a la comunidad. Es la manera que tiene la arquitectura y el urbanismo de apoyar el anhelo de que México pase de ser un país solo manufacturero a uno cuya economía esté basada en el conocimiento.
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Tenemos la intención de hacer del DistritoTec el lugar donde se viven las grandes ideas. Es por ello que impulsamos una serie de acciones en conjunto con ciudadanos, organizaciones y autoridades que tienen el interés y compromiso de colaborar en beneficio de la comunidad. Esto se traduce en la activación vecinal y programas de reforestación, arte público e intervenciones para la mejora del espacio público, hasta la integración de un clúster de innovación, investigación y emprendimiento para atraer, retener y formar al mejor talento.
El campus insignia del Tec está en medio de una gran evolución de sus espacios para ir acorde al nuevo modelo educativo, pero partimos ahora de una visión que nos integra con nuestra comunidad. La intención es reactivar esta zona, llenar de vida las calles con actividades que generan convivencia y apoyar el emprendimiento local.
nullEstamos convencidos que desde el DistritoTec podemos impulsar no solo un nuevo modelo de ciudad basado en la corresponsabilidad, sino que es una iniciativa que contribuye a llevar a México a una economía del conocimiento. Aquí se puede ubicar el epicentro de investigación, innovación y emprendimiento del país.
Con los espacios abiertos del DistritoTec, buscamos atraer talento y generar un ambiente de creatividad.
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En el mundo, las oficinas y los espacios de trabajo se están volviendo espacios abiertos. Las oficinas cerradas están perdiendo posición frente a las abiertas, porque éstas permiten la interacción, el intercambio de ideas, la comunicación fluida y más fácil, todos elementos que permiten la creatividad y la conectividad entre las personas.
A una escala mayor es lo mismo, la universidad cerrada se cierra a las oportunidades de recibir nuevas ideas, de colaborar, construir y sumarse con otros. Se trata no solo de agregar valor al país, entendimos que ser mejor vecino de nuestros vecinos inmediatos y generarles valor también es parte de nuestra responsabilidad.
Esta lógica de apertura nos abre un mundo de posibilidades, de interés de personas que quieren estar cerca de ahí. La inversión comprometida por el Tec de Monterrey para el proyecto es de 500 millones de dólares en 15 años, de los cuales 150 millones se han ejercido en los primeros tres años. Esto ha creado un efecto multiplicador que ya es de cinco veces la inversión inicial, con inversiones privadas detectadas en el DistritoTec que actualmente suman más de 800 millones de dólares. Estos proyectos añadirán espacios de oficina y de vivienda que permitirán regenerar la zona.
El nuevo Plan Maestro del campus Monterrey incluye cambios importantes. Por ejemplo, se va a derribar el Estadio Tecnológico, que ahora tiene capacidad para 35,000 espectadores y se va a sustituir por uno más pequeño y moderno, para 10,000. El estadio, tal como estaba, se convertía en una barrera para la integración del campus con algunas de las colonias, porque estaba rodeado por un gran estacionamiento. Ahora se crearán más áreas verdes y habrá una mayor conexión de los espacios del campus con las zonas aledañas con un gran parque central.
Con el DistritoTec, el Tecnológico de Monterrey se convierte en un motor de la transformación de la ciudad y gana algo de gran valor: podemos atraer más talento si generamos un ambiente creativo. Somos una institución que desarrolla talento y para desarrollarlo se necesita atraer más y mejor talento.
Entendemos que hay algunas resistencias, porque no todos creen que la apertura permitirá reducir la inseguridad. Pero no vamos a descuidar la seguridad de los edificios, vamos a impulsar más vigilancia de parte de nosotros y de los vecinos. Consideramos, como lo postuló Jane Jacobs, la urbanista y activista canadiense-estadounidense, que para generar más seguridad hay que llenar las calles, no vaciarlas. Es necesario que haya más ojos que vigilen, no bardas que separen.