Pyeongchang, un vistazo a la cultura surcoreana del esquí
Con música hip-hop coreana de fondo y vestidos de neón de pies a cabeza, los amantes del snowboard se deslizan por una pendiente tan transitada y bulliciosa como una céntrica calle de Seúl.
Es media noche. Las pistas todavía están abiertas y la música sigue sonando.
Este es el esquí al estilo surcoreano: rápido, furioso y lleno de energía.
Dentro de un año, Pyeongchang, una región montañosa poco conocida en el este de Corea del Sur, será sede del mayor evento deportivo de invierno: los Juegos Olímpicos.
¿Pero vendrán las masas?
Corea del Sur nunca ha tenido el atractivo turístico de sus vecinos China o Japón, y su precaria situación en materia de seguridad -la Península Coreana sigue en un estado técnico de guerra, con Corea del Norte blandiendo armas nucleares y misiles balísticos- no ha ayudado.
Corea del Sur es montañosa, pero no tiene los impresionantes picos escarpados de los Alpes ni los volcanes cubiertos en 15 metros de nieve como Hokkaido.
Tampoco tiene los alegres y estridentes refugios de montaña de Austria donde los esquiadores se pasan de mano en mano el aguardiente schanpps, ni las cabañas de madera con chimeneas donde los esquiadores beben copas de vino caliente con especias.
Pero lo que le falta en tradición lo compensa en eficiencia: pequeños y modernos centros de esquí con ascensores rápidos y buena nieve. Además, la región tiene su propia cultura: la bebida soju, acompañada de barbacoa y relajantes spas conocidos como jjimjilbang.
Los turistas del sudeste asiático saben eso, y viajan a la provincia surcoreana de Gangwon para disfrutar del invierno y seguir las huellas de algunas de sus estrellas coreanas favoritas.
¿Listo para arrasar las pistas? Aquí te decimos cómo esquiar como un local en Pyeongchang, Corea del Sur (no confundir con Pyongyang, Corea del Norte, que tiene su propia estación de esquí).
nullCarga con una botella de soju para esas gélidas madrugadas
Si planeas esquiar por la noche, ármate con una botella de soju -la alternativa coreana a los schnapps- para mantenerte caliente.
El futuro sitio de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang en la provincia oriental de Gangwon se encuentra a unos 200 kilómetros de la capital de Corea del Sur, Seúl.
Pero hasta que termine de construirse la línea ferroviaria de alta velocidad, deberás viajar en autobús o en coche. Sin tráfico, es un paseo de dos horas y media. Pero con el tráfico de fin de semana, llegarás hasta en la noche.
Tal vez para ajustarse a las horas de Seúl, los complejos turísticos aquí permanecen abiertos hasta tarde. Mientras Alpensia está abierto hasta las 10 p.m., las telesillas en Yongpyong , también conocido como Dragon Valley, operan hasta las 2:30 a.m.
Eso permite que esquiadores y snowboarders puedan disfrutar de unas pocas horas tras su largo viaje, siempre que se arropen bien para enfrentar temperaturas de medianoche por debajo de la congelación.
Dragon Peak te esperará con una dosis de cultura pop: Su emblemático lodge sirvió como escenario clave para una de las series coreanas más famosas, Sonata de invierno.
Y en el descenso podrás posar para selfies en las zonas especiales para tomar fotos.
Sacúdete la nieve y el hielo
Los surcoreanos son muy meticulosos con su equipo. Cuando dejas la montaña, puedes parar fuera del lodge para limpiarte toda la nieve y el hielo con pistolas de aire alineadas en el exterior.
Después de beberte un caro latte estás listo para un baño en el jjimjilbang.
Jjimjilbang: la versión coreana del apres-ski
Los surcoreanos han llevado a otro nivel el amor asiático a los baños minerales, han añadido habitaciones donde te puedes sentar y, literalmente, cocerte al "vapor".
Nada es más relajante después de un día de nieve que calentarte y luego estirar los músculos en un baño caliente.
Las saunas en el Dragon Valley Hotel en Yongpyong y el Holiday Inn en Alpensia están abiertos al público.
Los parques acuáticos de los resorts, Ocean 700 en Alpensia y Peak Island en Yongpyong , son como saunas con esteroides, tienen piscinas, toboganes, zonas de comida y salas de DVD.
Peak Island tiene incluso una zona donde se puede jugar al golf, y Ocean 700 tiene una piscina con olas.
Agasajo gastronómico
A estas alturas probablemente estarás hambriento. Pyeongchang, para ser sinceros, no tiene el brillo o glamur de Aspen o Courchevel.
Lee: ¿El ocaso de uno de los mejores centros de esquí de Francia?
A pesar de los preparativos para los Juegos Olímpicos, Pyeongchang sigue siendo un pueblo rural. Los restaurantes cierran temprano, y no hay vida nocturna.
Sin embargo Pyeongchang esconde sorpresas culinarias si sabes dónde buscar.
La provincia de Gangwon es conocida por sus hortalizas de montaña, o sanchae, y está salpicada de restaurantes rústicos como Odae Sanchae Nara, donde ofrecen docenas -sí, docenas- de pequeños platos con tubérculos y verduras conservados y presentados en maneras diferentes.
Los panqueques de papa complementan la comida, todos maridados con el makgeolli local o vino de arroz.
Las verduras de montaña son las favoritas de los monjes del cercano Templo Woljeongsa.
Originalmente construido en el año 643, este templo budista es impresionante en invierno y es una parada popular para retiros meditativos.
Según la leyenda, el templo ha sido reconstruido varias veces, la más reciente después de que las tropas surcoreanas lo incendiaran para sacar a los rebeldes norcoreanos sospechosos de ocultarse dentro durante la Guerra de Corea de 1950-53.
Odae Sanchae Nara; 159 Jingogae-ro, Ganpyeong-ri, Jinbu-myeon, Pyeongchang-gun, provincia de Gangwon; + 82-33-334-9514; abierto todos los días, 8:30 am - 8 pm
¿Y la carne?
Si comes carne , haz como los lugareños: busca la famosa carne de res hanwoo de la provincia de Gangwon, tan tierna como la carne de vacuno Wagyu de Japón.
Hay varios sitios hanwoo en Pyeongchang con parrillas de autoservicio adyacentes.
Compra tus cortes favoritos y por unos cuantos dólares extra ásalos allí mismo, con todos los vegetales kimchi y guarniciones que tu corazón hambriento pida.
O llévate la carne a tu alojamiento y come al modo coreano: sentado con las piernas cruzadas en el tibio piso mientras juegas juegos de beber con somaek, una combinación de cerveza y soju.
Las tiendas de abarrotes tienen todo lo que necesitas para una barbacoa coreana: palillos desechables, arroz de microondas y pequeños envases de la salsa picante ssamjang que le da a la barbacoa ese toque coreano. Y por supuesto, cerveza y soju.
La única manera de terminar correctamente esta noche coreana (si toda esa nieve, vapor y soju no te han vencido) es cantando.
Las habitaciones privadas de karaoke llamadas noraebang es una manera típica de terminar cualquier noche en Corea del Sur. Y sin mucha vida nocturna en Pyeongchang, aquí es donde la fiesta privada transcurre.
Después de que dejes salir tus dotes en el pop coreano, puedes volver a tu departamento, descansar en tu colchón y dejar que los suelos climatizados (un sistema de calefacción conocido como ondol) te arrullen.
Esto es esquiar, al estilo surcoreano.
Jean H. Lee es una apasionada del snowboard, así como miembro del Woodrow Wilson International Center for Scholars y exjefa de las oficinas de AP en Seúl, Corea del Sur, y Pyongyang, Corea del Norte. Puedes seguirla en @newsjean en Twitter e Instagram. Dasl Yoon también contribuyó en esta nota desde Seúl, Corea del Sur.