El arte en Hong Kong, el vehículo de inquietudes de la siguiente generación
En julio de este año se cumplirán 20 años de que los británicos transfirieran el dominio de Hong Kong (una anomalía histórica, un territorio diminuto atestado hasta el borde) al gobierno chino, con lo que se puso fin a siglo y medio de gobierno colonial y se abrieron nuevas interrogantes que aún no reciben una respuesta satisfactoria. ¿Quiénes somos? ¿Qué significa esta tierra?
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Para los siete millones de habitantes de Hong Kong, apiñados en una de las mayores concentraciones de rascacielos del mundo, estas interrogantes son concretas, literalmente. Conforme se reduce la superficie de nuestros departamentos, ¿en dónde viviremos?
En Breathing Space, la nueva exposición en la Asia Society Hong Kong, la obra de 11 artistas locales gira alrededor del tema de la restricción y de lo que, para muchos habitantes, parece la disminución simultánea del espacio físico y las libertades políticas.
Dominique Chan, curador en jefe de la exposición, dijo a CNN que el evento coincide con una coyuntura trascendental en la historia de la ciudad.
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"En esta época no podemos evitar todos los asuntos de actualidad ni el tema del espacio, la cuestión de la vivienda en Hong Kong", explica Chan. "Creo que estos artistas pertenecen a la generación más joven, la que realmente quiere provocar un cambio social".
Espacio vital
Para dar a los artistas un estímulo inusual, la exposición se extiende a lo largo de las instalaciones suntuosas y céntricas de la Asia Society, nada que ver con las diminutas galerías en viejas bodegas en las que suele encontrarse arte con consciencia social en esta ciudad.
Pero adentro, en el espacio oscurecido de la galería, uno puede sentir la claustrofobia que suele caracterizar a las viviendas en Hong Kong. El acto inaugural es la habitación de "polillas" mecánicas de Cheuk Wing Nam, que revolotean atrapadas en botellas de vidrio, lo que crea un chillido parte campanilla de viento, parte rectificadora de metal.
En otro rincón soso y sin ventanas, se escucha el zumbido de la instalación de luces de neón de Ko Sin Tung, en la que se lee "vista al mar espectacular", sombrío giro de una frase muy usada en bienes raíces que suele relacionarse con departamentos de varios millones de dólares.
Otros abordan de frente las tensiones entre Hong Kong y China. En una de las obras más críticas, el artista South Ho está de pie frente al resplandeciente puerto Victoria mientras construye un muro del tamaño de una cabina telefónica a su alrededor, ladrillo a ladrillo.
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La instalación de medios mixtos es una reflexión tanto sobre el espacio físico en reducción, como sobre el nerviosismo de los hongkoneses por la llegada de las influencias, el dinero y la gente de la China continental a la antigua colonia británica.
Como señala Chan, el curador: "Muchas personas han dicho que deberíamos mantener a la China continental lejos de Hong Kong, pero ¿qué pasaría si en verdad lo hacemos? Al construir muros a tu alrededor también puedes quedar atrapado".
Algunas obras están llenas de una especie de desesperación combinada con nostalgia.
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Inside Outland, del artista Siu Wai Hang, trata de imaginar el viaje a nado que su padre hizo desde la China continental a Hong Kong para pedir asilo en la década de 1970. En una película muda, Siu se sumerge en las olas en plena noche con una cámara. Las imágenes llenas de grano registran un paisaje más emocional que físico.
Las fotografías tomadas a un lado de un arroyo en Hong Kong, con vista hacia el resplandeciente paisaje urbano de Shenzhen, al otro lado de la frontera, parecen revertir el viaje.
nullLa exposición es única por su sección al aire libre, en la que los artistas locales tienen la oportunidad única de crear obras que entablen un diálogo directo con los mismísimos rascacielos titánicos de Hong Kong.
Una escultura distópica estilo Escher, obra de Vaan Ip, evoca la verticalidad vertiginosa de Hong Kong y se vuelve aún más efectiva cuando se mira en conjunto con el edificio del Bank of China de I. M. Pei, que sobresale justo detrás.
La escultura de Chloë Cheuk crea una lente con tres bolas de cristal que se pueden girar y reacomodar para distorsionar y voltear partes diferentes del paisaje urbano de la ciudad. Se puede girar el aparato hacia el puerto o hacia el mismo edificio del gobierno de Hong Kong.
Para Chan, la exposición representa la realización de un sueño que tuvo desde que el centro abrió sus puertas en 2012. Me cuenta que su objetivo es que la exposición transmita algo a los habitantes y que demuestre que el arte puede ser un vehículo para sus inquietudes.
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"Es muy importante si nos hacemos llamar un centro en Hong Kong que trabaja con los artistas locales", dijo. "En estos días, si haces una exposición sobre arte contemporáneo hongkonés, la política es un tema del que no puedes escapar".
"Queremos que la gente piense: ¿qué pasaría si, en nuestro espacio muy congestionado, una obra de arte puede cambiar realmente la dinámica de nuestro sentir?".
La exposición Breathing Space: Contemporary Art from Hong Kong estará abierta hasta el 9 de julio de 2017 en la Asia Society, Hong Kong.