7 de cada 10 estadounidenses reprueba la forma de Trump para tuitear y gobernar
Justo después de las 10 de la mañana de este lunes, hora del este, el presidente estadounidense, Donald Trump, escribió su primer tuit del día: “La mayoría de los políticos habrían ido a una reunión como a la que asistió Don Jr., para obtener información sobre un oponente. ¡Eso es política!”.
Unos cuantos detalles:
1. Eso no es política. Y por “eso” me refiero al hijo mayor del entonces candidato presidencial republicano reunido con un abogado ruso , con la promesa de dar información incriminatoria sobre un oponente político.
2. Este es el ejemplo actual de cómo Trump se ve a sí mismo alterando fundamentalmente la forma en que la presidencia puede y debe funcionar. El presidente Barack Obama tuiteaba muy ocasionalmente y casi siempre sobre asuntos de política. El presidente Trump tuitea constantemente sobre todo tipo de cosas, su cuenta de Twitter es una línea directa a su forma de pensar en un momento dado.
Y Trump cree que eso es algo muy bueno. Ha insistido repetidamente en que los medios quieren que deje de tuitear porque no les gusta la forma en la que ese medio le permite comunicarse directamente con sus seguidores. (Para ser claros: lo último que quieren los medios es que Trump deje de tuitear).
Para aquellos que argumentan que Trump debería tuitear menos —un grupo que incluye prácticamente a todos los funcionarios republicanos electos— Trump ofreció esta respuesta en junio pasado, a través de Twitter, por supuesto: “Mi uso de las redes sociales no es presidencial, es PRESIDENCIALMENTE MODERNA. ¡Hagamos a Estados Unidos grande otra vez!”.
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Hay algo que está claro en los nuevos datos de las encuestas de Washington Post y ABC News: a la gente no le gusta “la presidencia moderna”. No les gusta en lo absoluto.
Siete de cada 10 personas en la encuesta dicen que el “comportamiento de Trump como presidente” es “no presidencial” en comparación con el 24% que lo describen como “propio y adecuado”. Esos números son reveladores, especialmente dado que casi cuatro de cada 10 republicanos (38%) dicen que Trump ha actuado de forma no presidencial desde que entró en la oficina. Y, como señala el analista de ABC, Gary Langer, el 48% de los protestantes blancos evangélicos y el 55% de los hombres blancos no universitarios —dos grupos que apoyaron fuertemente a Trump en 2016— también dicen que su comportamiento es muy poco presidencial.
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La adicción Trump al Twitter juega un papel central en las opiniones de él como poco presidencial. Más de dos terceras partes de la encuesta de Post-ABC dicen que los tuits de Trump son “inapropiados” (68%) o “insultantes” (65%). La mayoría (52%) dicen que los tuits son “peligrosos”. Solo uno de cada cinco encuestados (21%) llama a los tuits “refrescantes”, lo que solo incluye a 41% de los republicanos autoidentificados que describen los tuits como “refrescantes”.
Todos esas cifras argumentan un punto muy simple: pese a todos los intentos de Trump de hacer de los medios masivos el chivo expiatorio, solo hay una persona culpable de los tristes resultados de las encuestas: él mismo.
Trump es su peor enemigo político. Ignora repetidamente el consejo de abogados, asesores e incluso miembros de su familia cuando se trata de cómo debe actuar, hablar y tuitear. Se niega a cambiar o, a falta de eso, siquiera ajustar su comportamiento.
OPINIÓN: Trump se humilla en Twitter
En la mente de Trump, el que haya ganado las elecciones de 2016 cuando casi todo el mundo decía que no sería así, es toda la validación que necesita —o que necesitará alguna vez— para hacer lo que quiera, no importa lo que la gente diga al respecto. ¿Y las encuestas? Las encuestas estaban equivocadas sobre su victoria, así que ¿por qué no se equivocarían de nuevo? (Nota al pie: Las encuestas no estaban realmente tan lejos).
Existe, por supuesto, una posibilidad de que Trump esté, de nuevo, en lo correcto: que no importa lo que muestren las encuestas, su redefinición de lo que significa o parece “presidencial”, así como sus constantes tuits, le confieren el cariño de los votantes como un externo.
Pero todos los datos disponibles sugieren exactamente lo contrario. La encuesta deja muy claro que a la gente no le gusta el estilo “moderno” de Trump, y menos aún su cuenta de Twitter .
Por supuesto, si crees que Trump cambiará, entonces no has estado prestando atención en estos últimos seis meses.