OPINIÓN: México privilegia estabilidad financiera sobre crecimiento económico
Nota del editor: Guillermo Aboumrad es Doctor en Economía por la Universidad de Duke, y tiene una larga carrera en el sistema financiero, habiendo empezado en Banco de México. Actualmente es director de estrategias de mercado en casa de bolsa Finamex. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(Expansión) — La economía mexicana se desaceleró en el segundo trimestre y los riesgos a partir del brexit —la votación por la salida del Reino Unido de la Unión Europea— han aumentado, tanto para el crecimiento como para la inflación.
A pesar de que el balance de riesgos para el crecimiento se deterioró con respecto a la última decisión de política monetaria, según las minutas de la última reunión, decidieron de manera unánime subir las tasas de interés 50 puntos base, privilegiando la estabilidad financiera sobre el crecimiento económico.
El balance de riesgos para la inflación también se ha deteriorado, y a pesar de que es el objetivo prioritario del Banco de México (Banxico), la historia nos ha enseñado que en el mediano plazo, la mejor contribución de las autoridades financieras al crecimiento económico es mantener una inflación baja y estable. Desafortunadamente, en el corto plazo, el fortalecimiento de los fundamentales macroeconómicos, a través de las políticas monetarias y fiscales prudentes, tendrá un costo en el crecimiento económico. Ahora esperamos que la economía mexicana crezca 2% en 2016 y 2.4% en 2017 (antes 2.4% y 2.7%).
Aunque la inflación sigue baja, las perspectivas hacia adelante apuntan a presiones al alza. Las referencias internacionales de la mayoría de los precios de las materias primas van arriba en lo que va del año y más en pesos por la depreciación del peso mexicano. Por su parte, el alza de precio de la gasolina presionará la inflación al consumidor a partir de este mes, y el resto de las alzas de las materias primas ya están insertadas en el proceso de formación de precios de la economía en la inflación al productor.
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El contexto global antes del brexit no era nada halagador. El comercio internacional está estancado, mientras que las revisiones al crecimiento global siguen a la baja. Existe también una preocupación por el agotamiento y efectividad de las políticas monetarias expansionistas del mundo desarrollado. Finalmente, hay un resurgimiento del pensamiento nacionalista-proteccionista cuestionando la tesis de las ventajas de la globalización en la distribución del ingreso. El voto a favor del brexit revivió este sentimiento y le puede dar fuerza al candidato republicano en Estados Unidos, Donald Trump, que ofrece la misma plataforma y se ha pronunciado en contra de México y está avanzando en las encuestas.
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Los impactos adicionales del brexit en la economía mexicana vienen por vínculos de comercio y financieros. El vínculo de comercio directo entre México y Reino Unido es muy bajo, pero también influye por la vinculación de los sectores de la manufactura de México con Estados Unidos, el correspondiente entre dicha nación y el Reino Unido, aunque tampoco es muy relevante.
El impacto financiero vendría de una apreciación del dólar estadounidense, mismo que mantendría apachurrado al sector de la manufactura estadounidense y, en consecuencia, a nuestro sector, y de un aplanamiento de las curvas de rendimiento en el mundo desarrollado, lo que significa que los bancos tendrían menos utilidades y estarían en menores posibilidades de apoyar la recuperación económica. El aplanamiento significa que se reduce la diferencia entre las tasas de largo plazo a las que los bancos prestan dinero y las de corto plazo a las que se fondean.
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El nivel de la tasa de referencia en México sigue bajo respecto al resto de los países emergentes, por lo que estimamos al menos otra alza de 50 puntos base antes de que termine el año. El mensaje de las minutas es muy claro respecto al fortalecimiento de los fundamentales de México, independiente del deterioro del crecimiento económico.
A nuestro juicio, el nivel de la tasa en México quedó rezagado respecto a sus pares emergentes que han logrado una apreciación de su moneda en lo que va del año, y se ha convertido en una de las explicaciones de la debilidad del peso mexicano respecto a las demás monedas emergentes, amenazando así a la inflación. Destaca, por ejemplo, Brasil con una tasa de 14.25%, Rusia 10.5%, Turquía y Colombia 7.5%, Sudáfrica 7.0% y México y Perú con 4.25%.
Por su parte, las finanzas públicas tienen el compromiso de regresar en 2017 a un déficit cero, lo que requerirá de un gran ajuste del gasto programable en dicho año, adicional al realizado en respuesta al brexit. En suma: el fortalecimiento del marco macro, junto con el avance de las reformas estructurales, es la mejor receta para garantizar las mejores perspectivas de desarrollo de mediano plazo de la región de América Latina, pero vendría con un costo en el corto plazo en crecimiento económico.