OPINIÓN: Donald Trump no nos hará desistir en el tema del cambio climático
Nota del editor: Gemedo Dalle es el ministro de Medio Ambiente, Bosques y Cambio Climático de Etiopía. A menos que se indique lo contrario, los hechos aquí reflejan la investigación del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en la que el autor tomó parte, presentada en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Marrakech, Marruecos. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(CNN) – Incluso el reciente resultado de las elecciones en Estados Unidos no puede detener a los que nos dedicamos a combatir el cambio climático.
Ningún país ha dicho que se retirará de la acción global. Por el contrario, países como China, miembros de la Unión Europea, Japón y Arabia Saudita ratificaron su compromiso de implementar el Acuerdo de París. Otros, como Australia, Pakistán e Italia, incluso se han unido al acuerdo en los días transcurridos desde las elecciones estadounidenses.
El presidente francés Francois Hollande y el secretario general de la ONU Ban Ki-moon han pedido al presidente electo Donald Trump que abandone su promesa de campaña de cancelar el Acuerdo de París. Ban señaló que el Acuerdo de París era "imparable".
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Juntos envían un mensaje contundente: Los países del mundo seguirán avanzando. Los que así lo hagan estarán mejor prescindiendo de todas las desventajas de un modelo de desarrollo del siglo XIX caracterizado por la quema de combustibles fósiles para lograr el crecimiento económico, al tiempo que se beneficiarán con más empleos, más crecimiento y mayor calidad de vida y trabajo.
El cambio climático supone una amenaza existencial para los países vulnerables de todo el mundo. La inacción ante el empeoramiento de las crisis climáticas puede impedirnos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Por otro lado, combatir el cambio climático presenta oportunidades.
El argumento a favor de los esfuerzos altamente ambiciosos sobre el cambio climático es hoy tan convincente que atajar el calentamiento global ya no consiste en compartir la carga en la reducción de emisiones. Ahora se trata de asegurar el máximo de beneficios mediante la acción.
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Cuando el mundo se reunió para forjar el Acuerdo de París en diciembre de 2015, todas las naciones acordaron limitar el calentamiento a un nivel por debajo de 2 grados. En ese pacto, ya en vigor, nos hemos comprometido a proseguir los esfuerzos para asegurar que el tope de las temperaturas sea incluso medio grado menos, a 1.5 grados, justo por encima del calentamiento que hemos experimentado hasta la fecha.
Medio grado Celsius no parece mucho, pero es un número que podría transformar el rostro del mundo tal como lo conocemos.
En las primeras conversaciones mundiales después del Acuerdo de París, sostenidas este mes en Marrakech, Marruecos, presentamos una nueva investigación del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y del instituto de ciencia y política Climate Analytics, encargada por los más de 40 países miembros de nuestro Foro de Vulnerabilidad Climática. El informe, titulado Low Carbon Monitor, demuestra con gran claridad la diferencia que supone medio grado.
nullSi rebasamos los 1.5 grados, nuevos extremos climáticos pondrán en grave peligro a países como Maldivas y las Islas Marshall, así como a grandes y poblados territorios de baja altitud en Bangladesh, Vietnam y Egipto, con la segura sumersión que producirá el aumento del nivel de los mares. Superar los 1.5 grados de calentamiento significa la virtual desaparición de los arrecifes de coral del mundo en un plazo que alcanzaremos a ver la mayoría de nosotros.
También aumentaría las olas de calor en múltiples regiones durante un mes entero al año y elevaría el riesgo de pérdida de rendimiento de las cosechas en zonas agrícolas clave de África y Centroamérica en un 10-15% en las próximas décadas.
Mantener a raya el calentamiento también hace más que reducir el riesgo; sus beneficios pueden salvar vidas. Los controles de la emisión de gases de efecto invernadero contribuirán a atajar el problema de la contaminación del aire, que ya causa más muertes que el alcohol o el tabaco. La necesidad de reducir las emisiones también motiva la expansión de las energías renovables.
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Las políticas actuales todavía dejarían sin electricidad a más de 1,000 millones de personas para el 2030. De hecho, para lograr el acceso universal a la electricidad dentro de 14 años, el 60% de la energía nueva debe provenir de fuentes distintas a las redes tradicionales de suministro. Las ventajas logísticas y de infraestructura de las energías renovables son claras para todos.
Algunos dicen que la acción necesaria para mantenernos por debajo de ese umbral de 1.5 es demasiado ambiciosa. Bueno, el año pasado Costa Rica se sostuvo más de 200 días con el 100% de su producción de energía derivada de fuentes renovables.
De hecho, es posible que mantener el calentamiento por debajo de 1.5 grados termine estimulando un mayor crecimiento económico. Según las nuevas estimaciones publicadas en el informe, podría elevar la producción económica mundial en 12 billones de dólares para 2050, en particular porque los países evitarían muchos de los devastadores impactos asociados con mayores niveles de calentamiento.
Los beneficios de combatir el cambio climático también pueden trasladarse a los trabajadores. La producción de energía a partir del carbón o el petróleo crea los menos trabajos posibles, mientras que la biomasa sostenible o la energía hídrica renovable están entre las que mayores empleos generan. Las ambiciosas políticas climáticas podrían duplicar los empleos energéticos mundiales en 2050.
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Para que todos tengan acceso a estos beneficios, los países menos desarrollados, y aquellos en vías de desarrollo con ingresos bajos y medios, como Etiopía, Costa Rica o Filipinas, todavía necesitan alianzas con países más avanzados, inversionistas y pioneros industriales para acceder a nuevas tecnologías de energía limpia, para suplir la escasez de inversión cuando abandonen el contaminante camino del carbono y para desarrollar habilidades y conocimientos cuyo dominio sigue estando en manos de las economías grandes y avanzadas.
Los costos de la energía renovable ya son sustancialmente más bajos que hace algunos años. Ya están compitiendo en ese sentido con la energía que genera grandes emisiones de carbono en un mercado de petróleo barato aún distorsionado por cientos de miles de millones de dólares de subsidios a los combustibles fósiles.
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De acuerdo con el informe Low Carbon Monitor, si todos adoptamos un desarrollo menos contaminante, la energía renovable podría ser cinco veces más barata o más para 2050, una visión de un futuro con energía de bajo costo que creemos que todos quieren y merecen.
Limitar el calentamiento global a menos de 1.5 grados Celsius puede y debe hacerse. Haremos que suceda no sólo para sobrevivir, también para prosperar.
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