OPINIÓN: La pesadilla del pasajero de United podría ser la tuya
Nota del editor: Jeff Yang es columnista del Wall Street Journal y colaborador frecuente de programas de radio, tales como The Takeaway, de Public Radio International, y The Brian Lehrer Show, de WNYC. Es uno de los autores del libro I Am Jackie Chan: My Life in Action y editor de las antologías de novela gráfica Secret Identities y Shattered. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.
(CNN) — Imagina que eres un médico de 69 años, un inmigrante vietnamita-estadounidense, que viaja en avión de Chicago a su casa en Kentucky, Estados Unidos.
Imagina que tu vuelo está sobrevendido como consecuencia de las decisiones que la aerolínea tomó para atiborrar sus aviones con el fin de entregar la mayor ganancia a sus accionistas aunque al hacerlo ofrezca comodidad mínima a los viajeros.
Imagina que la aerolínea decide que cuatro de sus empleados necesitan un asiento para ir al aeropuerto de Louisville y, en consecuencia, tienen que bajar a pasajeros que pagaron su asiento. Imagina que, como no hubo voluntarios, la aerolínea selecciona pasajeros al azar para bajarlos del avión, entre ellos tú. Imagina que cuando te niegas porque tienes una responsabilidad con tus pacientes, el personal de seguridad te arranca de tu asiento , te estrella contra un descansabrazos, te hace sangrar y te arrastra semiconsciente por el pasillo para el horror de los demás pasajeros.
Lee: Qué hacer si te expulsan de un vuelo como en el caso de United Airlines
Esta es la dura verdad de este terrible incidente: no es la excepción, sino la nueva normalidad. El trato brutal que Dao recibió desconcertó a muchos asiático-estadounidenses, quienes tomaron por asalto Twitter con acusaciones de que lo habían tratado así por su raza. No sabemos qué habría pasado si no hubiera sido de origen asiático. Estados Unidos conoce bien cómo se trata tradicionalmente al "otro"; para los afroestadounidenses, el incidente fue simple y trágicamente conocido, una expresión de la misma violencia en contra de su comunidad, condonada por el Estado y las empresas desde hace generaciones.
Es 2017 y Estados Unidos eligió como sucesor del primer presidente afroestadounidense a un hombre que cree que los derechos de las empresas y de sus dueños son más importantes que los derechos humanos, que ha dejado en claro que las "reglas" y el "orden" son importantísimos (¡no para los ricos y poderosos, naturalmente!) para los plebeyos que no pueden pagar un avión privado y están condenados a viajar en clase turista.
En este país, "negarse a obedecer" a la autoridad (resistirse a decretos opresores y caprichosos del sistema) es una ofensa punible y, con mucha frecuencia, imperdonable.
OPINIÓN: Me bajaron de un avión por sobreventa. Los demandé
Y así llegamos a la pesadilla de Dao. Después de que lo expulsaran del avión, el personal de la aerolínea cerró filas. El director ejecutivo de United, Oscar Munoz, emitió un comunicado en el que adjudica la violencia con la que trataron a Dao a su "beligerancia" y a su "negativa a obedecer" las instrucciones de la tripulación. Más tarde, Munoz se disculpó públicamente por el trato "verdaderamente horrible" que Dao recibió.
Para entonces, los medios de comunicación, en su ansia carroñera de obtener clics, habían empezado a hurgar en el pasado de Dao, como si sus antecedentes tuvieran alguna relevancia para el trato que recibió.
Una y otra vez hemos visto a jefes de policía, comisionados y gobernadores emitir la misma clase de memorando que Munoz envió a su gente en United , declarando que "se siguieron los procedimientos estándar", que la víctima tenía la culpa por resistirse y que se esperaba una respuesta "defensiva" en vista de que las corporaciones de seguridad temen constantemente que les hagan daño. Una y otra vez hemos visto que se difame a la víctima, que se afirme que en realidad era un truhan, un criminal, un monstruo, un depredador al que había que sacar a rastras, como si fuera un animal, por la seguridad de todos.
nullLo horrible de la forma en la que trataron a Dao nos recuerda otras noticias sobre actos inocentes de resistencia en incidentes menores que suscitaron una reacción abrumadora y un final a menudo trágico. Pudo haber sido Sandra Bland, a quien obligaron a orillarse por no haber puesto la direccional y terminó arrestada y muerta en una celda. Pudo haber sido Samuel DuBose, quien recibió un disparo de un policía que lo multó porque le faltaba una placa a su auto. Pudo haber sido Walter Scott , que iba desarmado y a quien derribaron a tiros mientras huía cuando lo detuvieron por una infracción de tránsito. A todos estos incidentes siguieron los intentos por defender y excusar los horribles actos de las corporaciones de seguridad.
Algunos asiático-estadounidenses podrían haber creído que eran inmunes a esta clase de incidentes, que su privilegio relativo y su situación de "minoría modelo" los protegía. Pero si los agentes pueden golpear a un médico y sacarlo a rastras por negarse a ceder "voluntariamente" un asiento que compró con todas las de la ley, debería quedar claro que no existe tal inmunidad. La rapidez con la que las publicaciones y los usuarios de extrema derecha en las redes sociales han restado importancia a este incidente y han condenado a Dao debería servir para resaltar que, en el país de Trump, cualquier persona que no se apegue a la visión de "grandeza" está en riesgo.
Asiático-estadounidenses, inmigrantes, mujeres, personas LGBTQ y, sí, miembros del proletariado blanco: si no respaldaron el movimiento Black Lives Matter antes, este es el momento… porque la vida que "importe" después podría ser la suya o la de alguno de sus seres queridos.
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