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OPINIÓN: Kevin Spacey optó por involucrarse en un antiguo mito tóxico

Insinuar que hay una relación entre la atracción a personas del mismo sexo y las relaciones sexuales o la agresión sexual contra un menor de edad merece censura, opina Kate Maltby.
mar 31 octubre 2017 11:20 AM

Nota del editor: Kate Maltby escribe y habla regularmente de cultura y política en medios de comunicación de Reino Unido; además, es crítica de teatro del diario The Times of London. También está terminando un doctorado en Literatura Renacentista e hizo un doctorado compartido en la Universidad de Yale y el University College de Londres. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autora.

(CNN) — El presidente de Estados Unidos está sumido en el escándalo esta semana. Kevin Spacey también. Parece una ironía característica de 2017 que, mientras un presidente real lucha contra las acusaciones que podrían llevar a su destitución, el presidente ficticio más famoso salga del aire.

Netflix anunció que ya no habrá más temporadas de House of Cards, programa en el que Kevin Spacey da vida al corrupto presidente Underwood. Netflix nos asegura que el que Spacey esté enfrentando acusaciones de mala conducta sexual es mera coincidencia.

Las acusaciones contra Spacey son graves. Incluso en esta era posWeinstein, fue impactante leer el relato del actor, Anthony Rapp, sobre cuando el dos veces ganador del Premio de la Academia lo invitó a una fiesta de adultos, siendo que aquél era una estrella infantil. Rapp afirma que, cuando la fiesta estaba por terminar, se encontró sentado en la cama de Spacey; cuando Spacey entró en la habitación, "me levantó como un novio carga a su novia para cruzar el umbral" e hizo un avance sexual. Rapp tenía 14 años, Spacey tenía 26.

En respuesta a las acusaciones de Rapp, Spacey publicó un comunicado en el que insiste que no recuerda la noche en cuestión y luego, dijo: "Pero si me comporté como él cuenta, le debo la disculpa más sincera por lo que habría sido una conducta profundamente inadecuada a causa del alcohol". Esta disculpa se abrirá paso hacia el gran salón de las negaciones históricas que no niegan nada.

Pero culpar a Baco ni siquiera es lo peor. En su comunicado , Spacey confirmó otro rumor: "Ahora he decidido vivir como hombre gay". Genial. Qué bueno que saliste del clóset, Kevin. Pero ¿me parece oír un estereotipo homófobo de 2,000 años de antigüedad en el fondo? ¿Cuál podría ser el propósito de que un hombre revele su homosexualidad al mismo tiempo que ofrece disculpas por haber intentado agredir a un menor de edad? ¿Acaso Spacey está intentando, desvergonzadamente, reencuadrar una noticia internacional?

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Varios medios de comunicación recibieron duras críticas por haber dedicado su cobertura a la revelación de la homosexualidad de Spacey y no a las acusaciones de Rapp… algo que seguramente es mejor para las relaciones públicas de Spacey que algunas de las coberturas más críticas que se han suscitado. O, peor aún, ¿es esto un intento de insinuar que la atracción que Spacey siente por hombres menores de edad es intrínseca a su homosexualidad?

Quienes respaldan estos estereotipos tan discriminadores estarán ansiosos de interpretarlo de esa forma. En ese contexto, lo único que merece una declaración que insinúa siquiera tal relación es censura. Pocos prejuicios han causado tanto daño a la gente gay como el mito de que hay una relación entre la relación sexual o la agresión sexual contra un menor y la atracción por personas del mismo sexo.

Importa que las estrellas de Hollywood promuevan esta vieja mentira o cualquier cosa que se le parezca, porque es una mentira que ha causado daños reales. En 1978, la Propuesta 6, también conocida como Iniciativa Briggs, se sometió a votación en California . Era parte de un movimiento por prohibir que los hombres y mujeres homosexuales trabajaran en las escuelas. Hasta los maestros que "defendían" los derechos de las personas LGBT podrían haber perdido su empleo. A final de cuentas, la propuesta perdió en las urnas, gracias a la labor de activistas como Harvey Milk. Pero quienes la promovieron, como el legislador local, John Briggs, avivaron los temores de los padres al difundir historias sobre la naturaleza predatoria de los homosexuales.

Incluso en 2013, cuando los Boy Scouts de Estados Unidos debatieron si debían permitir que los hombres homosexuales se unieran a su movimiento, Tony Perkins, del Consejo de Investigación Familiar, se presentó en CNN para dar argumentos en contra de su inclusión. ¿Cuáles eran? Pues que los Boy Scouts necesitaban "crear un entorno protector para los niños" y que en el abuso de parte de pedófilos hay una proporción desmedida de abusos de "hombres contra niños".

Tras mucho debate, los Scouts llegaron a la conclusión de que la presencia de scouts y líderes homosexuales no representaba amenaza alguna; accedieron a aceptar scouts homosexuales a partir de 2014 y líderes homosexuales a partir de 2015, pero gracias en parte a los argumentos de personas como Perkins, algunos padres de familia optaron por inscribir a sus hijos en otros programas cristianos.

Ahora que una estrella de Hollywood optó por combinar su homosexualidad con una presunta mala conducta sexual hacia un menor de edad, ¿cuántos padres de familia advertirán discretamente a sus hijos que se cuiden de su maestro gay o de la líder lesbiana de la iglesia, que ni la deben ni la temen?

La historia de Spacey importa porque es probable que siga creciendo. Aquí en Londres, en donde trabajo como crítica de teatro, es posible que surjan historias relativas a la conducta de Spacey cuando era director artístico del teatro Old Vic. El lunes por la mañana, en el programa insignia de la BBC, Today, uno de los más prominentes directores de teatro británicos dijo sobre las acusaciones de Rapp: "Creo que mucha gente en el teatro y en ámbitos creativos saben de muchas historias de mucha gente a lo largo de los años" y señaló que "Kevin Spacey sería una de las personas sobre las que la gente tenía inquietudes, sí".

El intento de Spacey por reencuadrar la narrativa con su supuesta disculpa parece un intento torpe por evadir las historias que podrían surgir más adelante. Pero si el escándalo de Spacey empeora, sería una injusticia particularmente cruel que otro hombre gay pague el precio de los estereotipos perniciosos que difunde.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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