El sistema de asistente de conducción avanzado puede mejorar, en gran medida, el rendimiento de seguridad de los automóviles, incluida la supervisión de puntos ciegos, la advertencia de choque y la navegación automática para evitar el tráfico.
Cuando las funciones mencionadas se vuelvan populares, eventualmente se promoverá el desarrollo de vehículos autónomos (es decir, automóviles que pueden conducir por sí mismos). De hecho, en las últimas décadas, los cinturones de seguridad, las bolsas de aire y los sistemas de frenos antibloqueo han experimentado una evolución similar.
El sistema de asistencia de conducción avanzada también tiene la oportunidad de evolucionar de ser una opción a ser algo estándar en todos los vehículos, para que más usuarios puedan disfrutar de las funciones que ofrece la IA.
En el futuro, los automóviles estarán equipados con una serie de cámaras de video, radar y otras herramientas de recopilación y análisis de datos. Estas herramientas se pueden usar para advertir a los transeúntes, despertar a los conductores somnolientos y ayudar durante el proceso de estacionamiento.
Los reguladores en Estados Unidos, Japón, Europa y China han comenzado a imponer requisitos obligatorios para dichos vehículos, lo que impulsará a los fabricantes a acelerar la aplicación de sistemas avanzados de asistencia a la conducción.
Conexión en cuatro ruedas
La industria de la tecnología estima que para 2020, cerca de 250 millones de automóviles estarán conectados a Internet, como un teléfono inteligente gigante montado sobre neumáticos. Los pasajeros y los conductores pueden usar la inteligencia artificial para recibir y enviar correos electrónicos a través de comandos de voz, realizar búsquedas en Internet e interactuar con aplicaciones de smartphones, e incluso conectarse a las redes sociales para brindar más diversión a los usuarios.