Por Carlo Enrico, Presidente de Mastercard en América Latina y el Caribe
En la cuadra donde vives, probablemente conoces al menos una pequeña empresa que tuvo que cerrar sus puertas como resultado de las restricciones de la pandemia. Detrás de esa puerta metálica, una persona —o un par de socios— está poniendo toda su creatividad al servicio de su negocio, tratando de ver cómo puede pagar el alquiler y el salario de sus empleados con cero ingresos.
El COVID-19 está forzando a las pequeñas empresas a cambiar sus modelos empresariales sobre la marcha. A pesar de que muchos de ellos tienen un ágil ADN y están acostumbrados a adaptarse a situaciones cambiantes, para otros esta realidad significa tener que empezar de nuevo. Sin embargo, no podrán hacerlo si la tecnología no ocupa un lugar central en sus operaciones.