¿Amigos en la oficina?
Pasar al menos ocho horas en una oficina con un equipo de trabajo hace prácticamente inevitable que se formen lazos que van más allá de entorno laboral. Es una situación cotidiana que puede hacer la diferencia en la retención de talento o, al contrario, perjudicar el desempeño, coinciden especialistas consultados.
La normatividad para toda la organización y la buena comunicación de los líderes permite sacarle provecho a esta situación natural. Según la Encuesta de compromiso 2017 de la consultora en Recursos Humanos Willis Towers Watson, a 88% de los trabajadores de 111 empresas participantes sus colegas les parecen agradables y disfrutan de su compañía. “Eso ayuda que las personas se puedan sentir parte de la organización. Y en el trabajo puede ayudar a la colaboración y el trabajo en equipo”, explica Hazel Agüero, líder de Engagement de la firma.
De hecho, 81% de los encuestados asegura que su equipo es entusiasta y realiza su trabajo de la mejor manera. Además, 70% dicen que sus compañeros de trabajo los podrían ayudar, incluso si eso significa hacerlo fuera de la empresa.
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Beatríz Torres, faculty para la American Management Association, agrega que una persona que se siente motivada y parte de un ambiente laboral positivo valorará de manera importante este factor si otra empresa le hace una oferta laboral. La experta argumenta que aunque no es un elemento decisivo, puede jugar un rol incluso más importante que el salario, puesto que la persona disfruta del trabajo que realiza y esto influirá en su decisión de quedarse en la empresa.
Pero en caso de no haber un buen liderazgo y normatividad, las relaciones amistosas en la empresa pueden resultar contraproducentes. Torres comenta que si no se establecen límites claros, puede haber exceso de confianza en los colaboradores que provoque que se descuide la competencia sana. Además, se puede caer en invertir demasiado tiempo socializando en lugar de realizar las labores. “Otra de las dificultades es que la amistad puede tener conflictos fuera del espacio de trabajo y terminar. Y si no se tiene un buen manejo, podría afectar y crear situaciones incómodas”, apunta.
Sácale provecho
Agüero explica que es necesario tener herramientas que garanticen la objetividad dentro del trabajo. Recomienda tener políticas bien definidas sobre la evaluación de desempeño y una comunicación efectiva de ellas en toda la empresa. Esto, por ejemplo, podría evitar malinterpretaciones en las relaciones amistosas entre jefe y empleado.
“Cuando el empleado tiene bien claro cómo se evalúa su desempeño, cuáles son las conductas y el nivel de comportamientos esperados de él, es muy fácil entender qué necesita para mejorar su carrera o para tener una buena evaluación de desempeño. Se trata de quitar la subjetividad cuando tienes criterios bien definidos y políticas bien comunicadas", agrega. Tener herramientas de evaluación claras para ambas partes, tanto el jefe como el subordinado, permite mantener la objetividad al momento de evaluar.
Por otra parte, Torres comenta que las organizaciones deberían preocuparse por regular las relaciones amistosas, familiares e incluso amorosas para que estas no se interpongan en las laborales. Se puede establecer que en el horario de trabajo la relación sea estrictamente de colegas.
En el caso de que todo lo anterior no funcione, el jefe debe interferir hablando con con los trabajadores. Puede no ser de manera directa refiriéndose a su amistad, pero sí hacer señalamientos sobre su desempeño y aportando recomendaciones para mejorarlo, como pasar menos tiempo en la sobremesa, por ejemplo, aconseja Torres.