CEO, evita convertirte en un patán
NUEVA YORK (CNNMoney) - Independientemente de que seas un CEO o simplemente un gerente de nivel medio con autoridad parcial, el poder puede cambiar tu forma de pensar y comportarte.
Eso es lo que sugiere una gran cantidad de estudios de neurociencia.
A través de diversos experimentos realizados por psicólogos sociales y de otro tipo, se descubrió que las personas que son preparadas para sentirse poderosas se vuelven más orientadas a los objetivos y piensan de manera más abstracta. Se vuelven más centradas en sí mismas y es menos probable que vean las cosas desde la perspectiva de los demás.
Por ejemplo, en un experimento, se les pidió a los participantes que dibujaran una “E” en su frente. Aquellos en el grupo de alto poder eran más propensos a dibujar la “E” desde su propia perspectiva, de modo que parecía estar al revés para cualquiera que los mirara. Aquellos en el grupo de bajo poder tendieron a dibujar intencionalmente la “E” en reversa, para que otros que la vieran la leyeran como una “E”.
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Las personas con poder también comienzan a ser menos empáticas. Un experimento encontró que los participantes en el grupo de alto poder cometieron más errores al juzgar las expresiones emocionales de los demás que los del grupo de bajo poder. Otro estudio encontró que aquellos con poder son más propensos a ver como objetos a sus subordinados en términos de qué tan útiles podrían ser para lograr un objetivo.
Otra investigación ha descubierto que aquellos con poder tienen menos probabilidades de sentir limitaciones sociales en su comportamiento o de recordar los obstáculos potenciales que se interponen entre ellos y sus objetivos. Y tienden a ser más optimistas sobre las decisiones riesgosas.
Cualquiera de estos cambios puede ser útil en el trabajo, señaló Jennifer Lauren Ray, investigadora del NeuroLeadership Institute, que sintetiza hallazgos en el campo de la neurociencia y ayuda a los líderes empresariales a resolver los problemas de la organización.
Después de todo, a los que tienen poder se les paga para que piensen en el panorama general, para que impulsen a los equipos a alcanzar metas ambiciosas y para que inspiren a otros en el proceso. Y, por supuesto, estar dispuesto a ir en contra de las convenciones a veces puede diferenciarte de la competencia.
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Pero, si no se les controla, dichos comportamientos y perspectivas pueden hacerte más propenso a ser un patán, francamente. O peor, pueden hacerte más propenso a hacer algo ilegal, poco ético o inmoral.
El NeuroLeadership Institute incluso postula que los efectos cognitivos del poder podrían ayudar a explicar los incidentes de avaricia y acoso sexual corporativos.
Cómo pueden manifestarse los efectos del poder
El poder puede acentuar tus tendencias generales, ya sean buenas o malas, dijo el psicólogo social Adam Galinsky, profesor de la Columbia Business School.
Así que, la ventaja es que, si naces con compasión, “hay mayores probabilidades de que serás compasivo si adquieres poder”, dijo Galinksy, uno de los principales investigadores sobre los efectos del poder.
Un presidente ejecutivo con compasión, por ejemplo, podría abordar la cuestión de los despidos de manera diferente a un CEO que se enfoca en los objetivos y en el deseo de la compañía de reducir los costos a corto plazo.
Galinsky recordó a un CEO de una compañía con la que asesoró durante la recesión económica. En lugar de despedir a la gente, el presidente ejecutivo optó por dar a los trabajadores una licencia obligatoria con un salario reducido durante tres meses. Eso sería menos duro para los empleados, y el CEO pensó que también sería mejor para los negocios, ya que los despidos podrían haber puesto a la empresa en desventaja cuando las cosas mejoraran.
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En términos generales, si los efectos del poder resultan positivos o negativos depende de cómo se expresen. Por ejemplo, es razonable valorar a alguien por su conjunto de habilidades cuando intenta encontrar al empleado adecuado para un proyecto determinado. Sin embargo, está mal objetivar a un subordinado por su atractivo sexual para satisfacer sus deseos personales.
Curiosamente, algunos estudios sugieren que las influencias más negativas del poder tienen más probabilidades de desencadenarse cuando alguien siente que no es respetado, anotó Galinsky.
Debido a que la paga se percibe como una medida de respeto, entonces las conclusiones de un estudio reciente pueden ser relevantes en este contexto. Los investigadores compararon el salario de los presidentes ejecutivos con el promedio de su grupo de pares, el desempeño de la empresa y los casos de despidos en sus empresas.
Descubrieron que los CEO mal pagados, en comparación con sus pares en un año determinado, son más propensos a realizar despidos masivos el siguiente año que los CEO a quienes se les paga más que a sus pares.
Los cambios no están escritos en piedra
No está predeterminada la forma en que el poder afecta a cualquier persona.
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“Se trata de cómo experimentas el poder que obtienes. Podrías no tener mucho poder, pero sentirte muy poderoso y viceversa”, dijo Galinsky.
Los efectos, por ejemplo, podrían ser sobredimensionados o muy mínimos cuando pasas de una posición de poder cero a dirigir un equipo pequeño.
Y lo mismo aplica para un CEO que es más probable que “exista crónicamente en un estado de poder”, como dice Ray.
Mucho también dependerá de los controles internos y externos que se impongan sobre tu poder, que van desde tu propio sentido de humildad hasta un cónyuge que no lo permite o hasta un asesor confiable o una junta directiva que te brinde una retroalimentación honesta.