Estudio sugiere que becas de AMLO incluyan derecho a usar guarderías del IMSS
CIUDAD DE MÉXICO - El Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) considera que la desigualdad de género no está debidamente atendida dentro del programa Jóvenes Construyendo el Futuro, dirigido a la población de entre 18 y 29 años que no estudia y no trabaja, puesto que la mayoría de estos jóvenes son mujeres que ya laboran, aunque no de manera remunerada.
En su documento, El programa Jóvenes Construyendo el Futuro a la luz de Millennials en América Latina y el Caribe: escuchando a los jóvenes de México, el CEEY está de acuerdo con el potencial que tiene dicho programa, sin embargo, señala que algunos de sus puntos no resuelven el problema de exclusión laboral y falta de ingresos de las mujeres que no estudian, no trabajan de manera remunerada, y tienen hijos.
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De acuerdo con el CEEY, las jóvenes que se encuentran en esta situación suman casi 20% de las mujeres entre los 19-24 años (solo el 8% de la población masculina de este mismo grupo de edad no estudia y no trabaja). Además, menciona que “ellas ya están trabajando más horas, aunque su trabajo es en el hogar y no es remunerado. Ellas dedican casi el doble de tiempo que los demás jóvenes a cuidar a sus hijos, a familiares y a realizar labores domésticas”.
El CEEY considera así que una oportunidad para atender esta limitación sería incluir entre los derechos de los becarios y en adición al seguro médico, la posibilidad de que las mujeres con niños pequeños utilizaran las guarderías del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o de otras instituciones para poder participar activamente en el programa de capacitaciones.
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Ocho recomendaciones
El CEEY, además de la recomendación dirigida para la atención de madres solteras, destaca otros cambios que deberían hacerse al programa de becas Jóvenes Construyendo el Futuro:
1. Atender la desigualdad de género, ya que los desafíos que enfrentan los varones y las mujeres de 18 a 29 años son diferentes.
2. Blindar la operación del programa, lo que implica implementarlo de manera gradual con una fuerte inversión en la plataforma digital.
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3. Proveer puertas de salida, fortaleciendo al Sistema Nacional de Empleo (SNE) y al Instituto Nacional de la Juventud (INJUVE), para que los jóvenes beneficiarios pueden luego insertarse al mercado laboral.
4. Limitar riesgos, como la simulación y el bajo impacto, lo que puede suceder si la capacitación se realiza en empresas informales, pequeñas o poco productivas.
5. No restringir el acceso al programa de los jóvenes que ya trabajan, pero no están siendo capacitados, ya que ellos podrían beneficiarse considerablemente.
6. Ampliar, eventualmente, las modalidades del programa para contribuir a la inclusión social en el trabajo en los ámbitos rural, alta marginación, mayores de 45 años y personas con discapacidad.
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7. Aprovechar la experiencia y lecciones que dejaron programas de formación y capacitación anteriores, en el país y en el extranjero.
8. Adoptar un enfoque de movilidad social, esto es, articular el programa con otras políticas públicas que igualen las oportunidades entre los mexicanos a lo largo de todo el ciclo de vida.
