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En la cima de la abogacía, el alcohol es una amenaza

En EU, no está claro por qué los abogados reportan una mayor incidencia de problemas con el alcohol que otras profesiones, aunque existen algunos indicadores potenciales.
mar 29 enero 2019 05:06 AM
Abogados consumo de alcohol alcoholismo
Riesgo. Grandes cargas de trabajo, largas jornadas, estrés crónico y sensación de aislamiento son factores que aumentan la vulnerabilidd para beber.

CNN - Un domingo de 2010 por la mañana, Steven Wall recibió un ultimátum por parte de su esposa y de su jefe: consigue ayuda para tu alcoholismo o perderás tu matrimonio, tus dos pequeñas hijas y tu trabajo.

Wall, socio gerente de la firma de abogados de renombre internacional Morgan Lewis, acababa de regresar de una borrachera épica durante un viaje de negocios.

Había intentado dejar de beber varias veces antes. Pero la conversación de aquel domingo demostró ser el mayor punto de inflexión en su vida. “Escuchar lo que ellos tenían que decirme fue como ser golpeado en la cabeza con un mazo”, dijo Wall.

Cuando le dijeron que podía perder todo lo que amaba, accedió a buscar tratamiento.

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El problema de Wall con la bebida, aunque grave, se originó en parte por la manera en que trató de manejar las muchas presiones de su trabajo. Y difícilmente es el único.

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Un estudio histórico de más de 10,000 abogados realizado por la American Bar Association (ABA) y la Hazelden Betty Ford Foundation en 2016 mostró que el 36% de los abogados en ejercicio dieron positivo a abuso de alcohol, al ser definidos como “peligrosa, dañina y potencialmente dependientes al alcohol”. Eso es mucho más alto de lo que reportaron los trabajadores altamente educados en general (12%) y los médicos (15%).

Wall decidió hacer pública su historia, a medida que Morgan Lewis y otros importantes bufetes de abogados, galvanizados en gran medida por los resultados del estudio, se comprometían públicamente a ayudar a los abogados que tuvieran problemas con la bebida, las adicciones y los problemas de salud mental.

Toda una vida de beber

Wall, de 61 años, dijo que su padre había sido un alcohólico que murió de esa enfermedad a los 55 años.

Desde el principio hubo señales de que él también podría convertirse en uno.

“Yo era un alcohólico en ciernes desde el bachillerato, con base en cuánto bebía y mi comportamiento una vez que estaba bebiendo. Era la primera persona en asegurarme de que había una razón para hacer una fiesta y la última en acabarla”, dijo Wall.

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A lo largo de los años, Wall dijo que hubo muchas veces que perdió el sentido, sin tener memoria de dónde estaba ni de lo que había hecho.

Un episodio ocurrió cuando él tenía 33 años y se casó con su primera esposa, con la que tuvo tres hijos.

Después de un almuerzo de negocios, dijo: “Me desmayé mientras manejaba a casa y eso me asustó”. Esa noche se vio obligado a faltar a uno de los eventos escolares de sus hijos porque todavía no estaba en condiciones de ir.

Eso condujo a su decisión de dejar de beber en gran medida durante varios años.

Esporádicamente asistía a reuniones nocturnas de un programa de 12 pasos. Al mirar atrás, se da cuenta de que no hizo mucho por él mismo porque no se tomaba en serio la recuperación y no buscó ayuda de expertos.

En lugar de eso, Wall cree, logró mantenerse alejado del alcohol por pura disciplina; el mismo tipo de disciplina que lo llevó a representar con éxito a grandes corporaciones en casos complejos y ascender a la cima del llamado universo de la “gran ley”.

Pero su rigurosa disciplina finalmente fue superada por su deseo por el alcohol.

Wall atribuye su alcoholismo a tres factores: su herencia, su personalidad y la manera en que manejaba el enorme estrés de su trabajo. Dijo que a menudo sentía la necesidad de “apagar mi cerebro y liberar la intensidad y la presión de lo que hacemos”.

A los 40 años, Wall había vuelto a beber de forma regular. Inicialmente, solo lo hacía de acuerdo con las reglas que él mismo había establecido: nunca beber mientras conducía, nunca beber cuando estaba solo, nunca en la mañana, nunca con la familia, nunca cerca de colegas.

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“Todos esos ‘nuncas’ quedaron rebasados en los siguientes 12 años”, dijo Wall.

Intentó nuevamente dejar de beber varias veces a finales de sus 40 y a principios de sus 50, pero nunca duró más de tres meses.

La borrachera que terminó todas las borracheras

Luego vino esa borrachera en 2010. En la oficina de Morgan Lewis en Washington, Wall organizó una cena en la que se sirvió vino. Dice que no bebió sino hasta que todos se fueron y él se quedó solo en la sala de conferencias poniéndose al día con los correos electrónicos.

A pesar de haberse prometido dormir bien antes de la reunión del día siguiente en Houston, Texas, un vaso de vino se convirtió en varias horas de bebida en la sala de conferencias, y luego perdió el conocimiento de vuelta en su hotel.

A la mañana siguiente, Wall tomó varias botellas de vodka del minibar del hotel para beberlas de camino al aeropuerto. También bebió en el vuelo a Houston y de nuevo en el aeropuerto cuando aterrizó. Para cuando llegó a su hotel, estaba tan fuera de sí que el personal, sin que él lo supiera, llamó a los paramédicos.

Fue a su habitación a bañarse. “Luego hubo fuertes golpes en mi puerta. Llegaron los paramédicos y un compañero de la oficina de Houston. Me vieron completamente ebrio y no estaba en condiciones de dirigir la reunión”, dijo Wall.

Más tarde, por teléfono con su esposa y con el presidente de la firma, admitió que necesitaba ayuda. “Pero incluso entonces terminé bebiendo todo el camino a casa”.

Regresó a casa en Filadelfia el viernes por la noche. Ese domingo, en una cena, su esposa y el presidente le dijeron que ya habían tenido suficiente.

Wall no ha tomado una copa desde entonces. Ingresó a un programa de rehabilitación de 30 días en Caron Treatment Centers tres días después. Después de terminar ese programa, permaneció en contacto con los consejeros durante dos años más y se mantuvo activo en un programa local de 12 pasos durante 9 años.

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¿Una profesión propensa?

No está claro por qué los abogados reportan una mayor incidencia de problemas con el alcohol que otras profesiones, pero hay algunos indicadores potenciales.

“Hay muchos factores de riesgo que aumentan la vulnerabilidad de los abogados en ejercicio: grandes cargas de trabajo, largas jornadas, estrés crónico, una sensación de aislamiento debido que a menudo trabajan solos y en situaciones adversas”, dijo el abogado Patrick Krill, autor principal del estudio de ABA/Hazelden y que ahora es asesor en despachos de abogados.

Además, agregó Krill, “tu manera predeterminada de ver el mundo es negativa y con escepticismo. Esto predispone a las personas a ver todo a través de esa lente. Hace que el optimismo sea difícil de conseguir”.

Es posible que esas mismas presiones y perspectivas hagan a los abogados más vulnerables a la depresión y la ansiedad. En el mismo estudio, los abogados informaron una mayor incidencia de esas condiciones que la población en general.

Las drogas también son un problema para muchos, de acuerdo con Link Christin, director ejecutivo del programa de profesionales legales en los Caron Treatment Centers. Él dice que ha visto abogados adictos a las anfetaminas, a analgésicos recetados y a fármacos ilegales como Adderall, OxyContin y a la heroína.

No hay indicios de que la atracción por el alcohol y las drogas esté relacionada con la depresión o la ansiedad, pero a menudo los abogados que buscan tratamiento tienen trastornos “coexistentes”, dijo Christin.

En los últimos años, varios abogados altamente exitosos han muerto por suicidio o sobredosis.

Un ejemplo reciente fue Gabe MacConaill, un socio de Sidley Austin que se disparó un domingo en el garaje de su edificio de oficinas en el centro de Los Ángeles en 2018, según los informes de su suicidio.

En una impactante carta abierta titulada Big Law Killed my Husband (La Gran ley mató a mi esposo), su viuda dijo que ella cree que su esposo tenía un trastorno de salud mental que se vio agravado por la intensa presión de su trabajo.

Una forma en la que él intentaba lidiar con ello, escribió, era beber en exceso varias veces al año. Estaba trabajando en un importante caso de bancarrota al momento de su muerte. MacConaill tenía apenas 42 años.

Dos factores importantes han impedido a muchos abogados admitir que tienen un problema y obtener ayuda: la vergüenza y riesgo profesional.

La vergüenza es lo que evitó que Wall actuara antes. "Proyectaba una imagen de un abogado completamente confiado, en control, seguro de sí”, dijo.

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De hecho, admitir la vulnerabilidad y las fallas no se ajusta al supuesto de que los abogados siempre deben ser los solucionadores de problemas, seguros y de mano firme, que sus clientes esperan.

Y el riesgo profesional si se les descubre o si su adicción afecta directamente su trabajo es real, señaló Christin. Si cometes un error en un caso, un cliente podría demandar a tu firma por mala praxis y reportarte ante el consejo disciplinario de tu colegio de abogados. Perder tu trabajo y perder tu licencia para ejercer también son algunos de los riesgos.

La ‘gran ley’ se compromete a ayudar

Wall se describe a sí mismo hoy como un alcohólico en recuperación.

Encontró la ayuda que necesitaba para mantenerse sobrio en Caron, donde ahora se desempeña como presidente de fideicomisos.

Su esposa y sus hijas lo apoyaron. Y sigue siendo socio gerente de Morgan Lewis porque tomó muy en serio su recuperación y el presidente de la firma le dio una segunda oportunidad en 2010.

Como líder en la profesión legal, Wall quiere ayudar a reducir el estigma para otros en su campo que tengan miedo de pedir ayuda.

Y los bufetes de abogados se están dando cuenta de que deben actuar para ayudar a los abogados que son vulnerables a la adicción y la depresión.

Hasta la fecha, casi 70 firmas de abogados han firmado el “compromiso de bienestar” de ABA, que fue lanzado en septiembre de 2018.

El compromiso llama a las firmas a crear una mayor cultura de respaldo laboral y a hacer prioritaria la prevención y el tratamiento del abuso de sustancias y de los problemas de salud mental.

Eso significa, por ejemplo, alentar el autocuidado, ofrecer alternativas no alcohólicas cada vez que se sirvan bebidas en eventos laborales, brindar acceso confidencial a la ayuda y redactar políticas de vuelta al trabajo para aquellos que busquen tratamiento para la adicción.

Morgan Lewis fue uno de los primeros bufetes en firmar el compromiso.

“Todos los que conozco, todos los que conocemos, tienen personas en su familia que están atravesando por esto”, dijo Jami McKeon, el actual presidente de la firma.

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Incluso antes del compromiso, observó McKeon, Morgan Lewis estaba dando al bienestar un enfoque más central en la cultura de la organización. Por ejemplo, nombró a un director de compromiso y creó políticas de trabajo más complacientes para permitir el trabajo remoto y generosos acuerdos posteriores a la licencia.

El acercar a los empleados el compromiso de bienestar es especialmente crucial, ya que hay personas que nunca sospecharías que necesitan ayuda y que no es probable que la soliciten, dijo McKeon. “Muchas de las personas en la profesión que tienen un problema presentan un alto desempeño”.

Tener a personas como Wall en el liderazgo también es un ejemplo tranquilizador de que la empresa respaldará a quienes tengan problemas si están dispuestos a recibir tratamiento.

"Si alguien no quiere recibir ayuda, entonces tendríamos que separar nuestros caminos porque nuestros clientes nos están confiando sus asuntos más importantes”, dijo McKeon. “Pero si alguien quiere ayuda, se la conseguiremos”.

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