¿Menos de diez colaboradores para dirigir un proyecto? En México, esta dinámica de trabajo podría estar en el imaginario de un colaborador. Pero en países como Japón o España, las células de trabajo son un modelo organizacional que se utiliza para motivar al talento, fomentar el liderazgo y aumentar la flexibilidad.
¿Problemas de jerarquía en la organización? Forma células de trabajo
“Con ellas se sustituye a los modelos verticales y robustos. Ayudan a que las empresas sean más atractivas para los millennials. Una generación que busca incentivos que no recibían los baby boomers, nacidos entre 1946 y 1965”, explica Diego Martínez de Velasco, coordinador del Centro de Emprendimiento y Desarrollo Empresarial de la Universidad Iberoamericana.
No es un modelo tradicional, pero sí emergente. Proviene de la manufactura celular, donde intervienen varias divisiones en una sola línea de producción. Cada división realiza una tarea determinada y el producto pasa de una célula a otra hasta que se termina el proceso de fabricación.
Lee: Scrum, la táctica de rugby para alinear a tu equipo
“Trabajar por células es muy sano. Permite crear estructuras más planas con una jerarquía reducida. Se forman equipos multidisciplinarios que se desempeñan en espacios flexibles de desarrollo y crecimiento. Como empresa tienes mayor gestión y conexión emocional con tu gente”, detalla Renata Maldonado, directora de Recursos Humanos de Natura.
La firma brasileña comenzó a trabajar así en México. Cada líder en la organización tiene la misión de empoderar a un equipo de trabajo. Revisan en conjunto cuáles son los temas pendientes, los que están en proceso, en validación y los que ya cerraron. “No tenemos un problema de motivación interna. Lo que buscamos es que cada colaborador tenga un reto constante y que aprenda todos los días en la organización”, dice Maldonado.
Además de la reducción jerárquica, los especialistas consultados resaltan otras ventajas de trabajar por células. Por ejemplo, que aumentan la productividad hasta en un 65% y que reducen los tiempos de entrega en un 30%. Sin embargo, también admiten las desventajas. La principal: su resultado está determinado por la correcta mezcla de habilidades que hay en el equipo.
“Para que una célula se organice de forma correcta, primero debe haber una buena selección del personal, una descripción clara de los puestos clave y una adecuada gestión del talento”, advierte Daniel Gutiérrez Larotta, director de Consultoría en la firma de Transformación Organizacional Grupo Human.
¿Y si formo células de trabajo?
Requiere una exhaustiva selección
Se delegan responsabilidades, con base en la habilidad de cada colaborador. Por eso, los beneficios sólo se percibirán si la célula está conformada por perfiles que, al homologarse, concluyan con éxito el proyecto en cuestión.
Lee: Cómo lograr juntas productivas
Demanda líderes con sentido humano
En el 2018, el 55% de los trabajadores consideró que su actual jefe no era un buen líder, según la empresa de Capital Humano Kelly Services. Las células de trabajo funcionan cuando cada miembro confía y sigue a su líder. Y cuando cada líder reconoce y valora el talento de cada empleado de la agrupación.
Se reduce la imposición
Evita la generación de pensamientos y sentimientos negativos hacia la empresa. Se reafirma el compromiso, toda vez que cada colaborador es –y se siente- una persona clave en un esquema horizontal.
Acaba con las rutinas de trabajo
Desaparece la rutina laboral, uno de los principales desmotivadores que ocasionan un cambio de trabajo. De acuerdo con el ‘Estudio de remuneración 2019-2020’, en el que la firma de reclutamiento especializado Michael Page encuestó a más de 90,000 profesionales mexicanos, 8% de los empleados cree que la rutina es la causa de su desmotivación en la oficina. Asimismo, 47% piensa cambiar de trabajo dentro de seis meses.