“Ahí fue donde me formé como ser humano, porque la natación es un deporte muy individual, pero se entrena en equipo. Aprendí la disciplina, a pensar en los demás y a tener una visión de equipo, sin dejar de trabajar en mí”, menciona.
A los 22 años, cuando le dijeron que no iba a los Juegos Olímpicos, Cohen trabajó con su padre. Sin embargo, no coincidió con su estilo de liderazgo ni con la forma en la que llevaba sus negocios. “A mi padre le iba bien y luego mal. Siempre estaba entre ondas. Además, como todos los de su generación, creía que el jefe era el que mandaba y que los empleados tenían que obedecerlo”, comenta.
“En una ocasión, mi padre pidió un préstamo en dólares y las tasas de interés eran del 140%. Me puse a exportar para generar más ingresos y poder pagar, pero me di cuenta que las empresas de logística daban un servicio muy malo. Y dije: si no hay quién atienda a las pymes, yo lo quiero hacer”, cuenta.
Cohen fundó Henco Global en 1998. Su primer aliado fue un proveedor alemán que quería invertir en Monterrey, y su primer colaborador fue un compañero de la universidad. Logró posicionar la firma como uno de los agentes de carga más conocidos del mercado. Sin embargo, como CEO, recibió una lección de vida. Quería que su familia tuviera estabilidad económica y comenzó a trabajar de más. La carga excesiva de trabajo fue un golpe directo a su corazón. “Estaba muy equivocado en pensar que se trabaja por dinero. Hoy sé que se trabaja para ser mejor, para satisfacer las necesidades de los clientes, para tener felicidad. Y la consecuencia de eso es un beneficio económico”, expresa.
El empresario, de 46 años, se dio cuenta que, ante todo, quería ser feliz. Que si bien es un capitalista, no debe sacrificar su vida personal ni la de sus colaboradores. Así creó el método High Performance Happy People, una cultura organizacional basada en humanismo, que defiende la igualdad y el trato digno, así como crecimiento personal y profesional constante.
Su liderazgo parte de una pregunta: cómo hacer que los demás sean mejores. Un líder, afirma Cohen, es aquel que saca lo mejor de su equipo, pero que perdura en su ausencia. No hay jerarquías verticales, tampoco órdenes. En su organización todos son iguales y trabajan en equipo, pero sin descuidar el bienestar de cada uno.
Su metodología consiste en que todos los valores de la empresa, la filosofía, el ADN y las acciones estén encaminadas a hacer felices a los colaboradores. “Yo personalmente habló con ellos. A las reuniones de la empresa también asisten los familiares, y tenemos audiencias abiertas, unas 150 veces al año”, detalla.
Gracias a la metodología, la empresa ha crecido diez veces, desde su fundación. Su plantilla laboral pasó de 70 a 500 colaboradores, la eficiencia ha aumentado más de 100% en los últimos cinco años, y el índice de rotación de Henco es cercano a cero.
“En términos empresariales, la felicidad es importante porque no hay una persona en el mundo que no quiera ser feliz. Cuando una persona se siente feliz y está bien con su vida personal es muy eficiente en su vida laboral”, opina.
Para alcanzar este desarrollo, Cohen también considera que las personas no deben dejar de formarse, por eso cada año su compañía ofrece diferentes cursos de capacitación. En 2020, cada colaborador tomó 30 cursos, desde técnicos hasta psicológicos y de habilidades blandas, bienestar físico y emocional. De acuerdo con Cohen, en total fueron 7,500 horas de capacitación invertidas.