“Siendo un proyecto de 7,000 millones de euros, se les olvidó la sensibilidad al momento de idearlo y de comunicarlo. A todas luces, los fundadores buscan acrecentar los ingresos de clubes élite que, por cierto, están endeudados, llevándose en el proceso la identidad de los propios equipos y su relación nacional y local”, afirma Javier Salinas, especialista en negocios y deportes.
El experto señala que es necesario entender que si una empresa rompe con su propia cadena de valor y no conecta con sus stakeholders es muy difícil que ofrezca un producto que tenga éxito.
Hasta ahora, solo el Barcelona y el Real Madrid siguen en el proyecto de la Superliga. Los primeros en salir fueron los clubes ingleses Manchester United, Manchester City, Liverpool, Chelsea, Tottenham y Arsenal. Le siguieron Juventus, AC Milan e Inter de Milan de Italia y luego el Atlético de Madrid.
Víctor Juárez, especialista en derecho deportivo y socio fundador de la firma Atmos Sports Management, considera que el fracaso de la Superliga estuvo marcado al pretender que solo una parte de los socios sabían ‘cómo salvar al fútbol’ de los estragos del coronavirus y al querer mantener el control de quién entra y quién sale de la cancha.
“Hay una desconexión entre los tomadores de decisiones de las empresas con el mundo real del fanático. Creyeron que por ser el Real Madrid podían encabezar un proyecto que no escuchó al resto y que no consideró a clubes menores”, expresa.
En opinión de Rogelio Salcedo, subdirector de Olivia, una consultoría de transformación cultural, el futbol como empresa debe cambiar. Lo hará validando su modelo de negocio a las necesidades de sus stakeholders, y no permitiendo que las ganancias sean la única razón de ser.
Como corporativo y ente empresarial, el futbol no se salva de las encuestas y de la investigación de mercado para entender si es momento de lanzar un certamen, como un producto que va a ser –o no- consumido y aceptado por un target en específico. Tampoco es ajeno a garantizar el cuidado de su talento, que en este caso son los jugadores de todos los equipos y que tampoco estaban a favor del proyecto. A mayor índice de satisfacción menor es el porcentaje de rotación en cualquier empresa, sin importar su giro.
De acuerdo con los especialistas consultados, la fallida Superliga deja lecciones importantes de management a las empresas:
Escuchar a los stakeholders
Es clave que todos los stakeholders (accionistas, empleados, proveedores...) estén bajo la misma línea y compaginen con los valores de la empresa y su modelo de negocio. Una postura autócrata se traduce en proyectos fallidos.
Conocer a la audiencia
Un error muy común es pensar en el producto o servicio sin conocer a la audiencia ni sus necesidades. Antes de plantear la solución, hay que pensar en las personas que consumirán tu oferta.
Estrategia de comunicación
La comunicación debe estar bien sustentada, ser certera y completa. Un mensaje que deja muchas preguntas en el aire y que además tiene diferentes líneas de comunicación es confuso y poco creíble. En el caso de la Superliga, a pesar de contar con una agencia de comunicación, no fue capaz de articular un discurso robusto para la opinión pública y el mundo del futbol.
Hablar de beneficios para todos
Los beneficios deben ser balanceados e inclusivos. El modelo de negocio de la Superliga no fue viable porque los únicos que iban a ganar eran los clubes fundadores. Los nuevos consumidores demandan empresas cada vez más comprometidas con sus comunidades y que no solo hablen el idioma del dinero.
Sensibilidad y humanismo
Con la pandemia, el humanismo y la sensibilidad en los líderes tanto jóvenes como de la vieja guardia han cobrado mayor relevancia en el mundo corporativo. Un líder antipático que busca la generación de riqueza no será seguido por su gente.