La llegada de Cosmos… y de la pandemia
Aunque a Mauricio Corona no le gustaba la programación, sí la entendía, y muy bien. Su primer robot lo hizo hace ochos años y se llama Cosmos. Es una pequeña máquina similar a un tractor, que se conecta al celular y se mueve de manera semiautónoma.
Tiene sensores nocturnos ultrasónicos y con sus patas engancha unos cubos y los apila, como si fuera un Lego. Cosmos te puede reconocer, reír, hacer rutinas. Se programa con una antena que se llama scratch. “Le dices: camina 10 cm, levanta el bloque y voltea. Él lo hace”, cuenta emocionado el experto.
“Nunca amé la programación, desde la carrera decía que no me dedicaría a esto (ríe). Pero leo mucho sobre el tema y el amor me entró cuando entendí la importancia que tiene. En los próximos cinco años, la programación será la columna vertebral de la inteligencia artificial”, afirma.
Hoy, Corona tiene más bots lógicos y físicos, mientras que BPGurus se convirtió en una consultoría que ofrece servicios especializados en Inteligencia artificial, Big Data, RPA (Robotic Process Automation), Bots, Aprendizaje Automático y Robótica Humanoide.
De ella se desprende Gesedig, una filial que Corona fundó para implementar las estrategias diseñadas por la matriz para cada cliente. En conjunto, dan cursos de picosatélites para la industria aeroespacial; de blockchain para las financieras y de mejores prácticas de gestión de servicios, modelos de negocio y transformación digital para el resto de los sectores.
Corona cree que el acierto más significativo en su carrera profesional fue pensar que la tecnología no está separada de los negocios. “Muchos no lo entendieron hasta que llegó la pandemia”, opina. De hecho, el cambio de mindset y la necesidad imperante de optimizar procesos influyó para que BPGurus creciera 300% los últimos dos años.
Corona ahora diseña un diplomado en alianza con científicos de Japón, así como un programa educativo sobre inteligencia de datos para La Salle. También ha dado clases en la Universidad Anáhuac y en la Universidad Panamericana y es coautor de tres libros de gestión de TI, disponibles en inglés, japonés, francés, alemán y español.
Sus empresas tienen presencia en Guatemala, Panamá, República Dominicana, Colombia, Ecuador, Perú, Argentina, Canadá, Estados Unidos, Japón, Reino Unido y Emiratos Árabes. A su parecer, la relación internacional lo ha ayudado mucho a desarrollar tecnología avanzada en México, pero aún hay mucho qué aprender de Asia y Europa.
“Ahorita estamos trabajando con Japón para mover a los robots con neurociencia, y ya no con programación. Lo que hacemos es utilizar sensores para que el robot mueva el brazo, cuando tú muevas el tuyo. Creemos firmemente que esto es el futuro inmediato”, puntualiza.