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Mauricio Corona, el mexicano que "odiaba programar" y hoy es gurú de la robótica

El presidente de BPGurus no se veía en el mundo de la programación, pero la curiosidad y su habilidad lógica matemática lo volvieron un experto en la materia.
jue 09 septiembre 2021 03:21 PM
Mauricio Corona, presidente de BPGurus
Mauricio Corona creó su primer robot hace ocho años. Se llama Cosmos y es capaz de reírse y de hacer rutinas previamente configuradas con una antena scratch.

A Mauricio Corona no le gustaba programar. Si le hubieran dicho que él sería un gurú de la robótica y que daría conferencias sobre ello en más de 20 países, el actual presidente de la firma tecnológica BPGurus jamás lo habría creído.

Cuando egresó del bachillerato se decantó por la oferta educativa de la Universidad La Salle. Quería ser ingeniero en Informática, pero recuerda que el costo del semestre, en aquel entonces, rondaba los 22,000 pesos. “No le llegaba”, exclama.

Lo más cercano y hasta cierto punto accesible fue la licenciatura en Tecnologías de la infomación, cuyo costo semestral era de 12,000 pesos. Para solventar el gasto Corona solicitó una beca parcial y entró a trabajar medio tiempo en el área de TI de la universidad.

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Ahí aprendió a darle soporte técnico a las computadoras y a configurarlas. Ésa era su labor y a él le encantaba porque en las clases veía los conceptos teóricos y en el trabajo los ponía en práctica.

“Después empecé a hacer un poquito de programación, pero como nunca me gustó, se dieron cuenta de que no era lo mío y me dejaron ser feliz administrando servidores, instalando sistemas operativos, conectando redes y configurando switches y routers”, detalla.

Corona trabajó siete años en la universidad. En ese tiempo sí aprendió a programar y a conectar circuitos; estudió la maestría en Tecnologías de la Información, en la dirección de negocios de la escuela. Y después le dieron una beca para hacer el doctorado en Administración de Empresas.

El conocimiento adquirido en temas legales, de marketing, administración, costos, finanzas, metodología y procesos le ayudó para poder dar consultoría a una empresa de Canadá. Después se sumó al cuerpo de profesores de La Salle para dar clases de Modelado de Negocios, Gestión de Servicios de TI y Planificación y administración de centros de cómputo.

Corona no se veía en el mundo de la programación. Hace diez años fundó la empresa de tecnología BPGurus, con la idea de asesorar a las compañías latinas sobre cómo administrar sus áreas de TI. “En ese momento no veía a la robótica como una industria, menos en México”, dice.

Lo empezaron a invitar a Reino Unido, Rusia y Emiratos Árabes para dar conferencias sobre los marcos de referencia para digitalizar y optimizar los procesos de las empresas; una de estas guías la escribió con el gobierno inglés y se tradujo en más de cinco idiomas.

Su reconciliación con la programación se dio al identificar que las empresas tienen "muchos problemas" con la tecnología. Invierten millones de dólares al año y no ven resultados porque hay fallas en la estrategia, en el proceso y/o en el modelo de negocio.

"Un error común, señala, es que las compañías empiezan al revés. Con el boom de la robótica humanoide, algunas compraron un robot para subirse a bordo, sin antes diseñar una estrategia de negocio ni saber configurarlo. Seis meses después robotino quedó almacenado, te imaginas, 45,000 euros guardados en una bodega”, expresa.

Para evitar esto, puntualiza, las empresas tienen que identificar la problemática organizacional y social que se quiere solucionar. De ahí se traza la estrategia, para luego llegar a la gama de opciones tecnológicas que hay en el mercado. “Lo que importa es que lo que hagas solucione problemas”, menciona.

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La llegada de Cosmos… y de la pandemia

Aunque a Mauricio Corona no le gustaba la programación, sí la entendía, y muy bien. Su primer robot lo hizo hace ochos años y se llama Cosmos. Es una pequeña máquina similar a un tractor, que se conecta al celular y se mueve de manera semiautónoma.

Tiene sensores nocturnos ultrasónicos y con sus patas engancha unos cubos y los apila, como si fuera un Lego. Cosmos te puede reconocer, reír, hacer rutinas. Se programa con una antena que se llama scratch. “Le dices: camina 10 cm, levanta el bloque y voltea. Él lo hace”, cuenta emocionado el experto.

“Nunca amé la programación, desde la carrera decía que no me dedicaría a esto (ríe). Pero leo mucho sobre el tema y el amor me entró cuando entendí la importancia que tiene. En los próximos cinco años, la programación será la columna vertebral de la inteligencia artificial”, afirma.

Hoy, Corona tiene más bots lógicos y físicos, mientras que BPGurus se convirtió en una consultoría que ofrece servicios especializados en Inteligencia artificial, Big Data, RPA (Robotic Process Automation), Bots, Aprendizaje Automático y Robótica Humanoide.

De ella se desprende Gesedig, una filial que Corona fundó para implementar las estrategias diseñadas por la matriz para cada cliente. En conjunto, dan cursos de picosatélites para la industria aeroespacial; de blockchain para las financieras y de mejores prácticas de gestión de servicios, modelos de negocio y transformación digital para el resto de los sectores.

Corona cree que el acierto más significativo en su carrera profesional fue pensar que la tecnología no está separada de los negocios. “Muchos no lo entendieron hasta que llegó la pandemia”, opina. De hecho, el cambio de mindset y la necesidad imperante de optimizar procesos influyó para que BPGurus creciera 300% los últimos dos años.

Corona ahora diseña un diplomado en alianza con científicos de Japón, así como un programa educativo sobre inteligencia de datos para La Salle. También ha dado clases en la Universidad Anáhuac y en la Universidad Panamericana y es coautor de tres libros de gestión de TI, disponibles en inglés, japonés, francés, alemán y español.

Sus empresas tienen presencia en Guatemala, Panamá, República Dominicana, Colombia, Ecuador, Perú, Argentina, Canadá, Estados Unidos, Japón, Reino Unido y Emiratos Árabes. A su parecer, la relación internacional lo ha ayudado mucho a desarrollar tecnología avanzada en México, pero aún hay mucho qué aprender de Asia y Europa.

“Ahorita estamos trabajando con Japón para mover a los robots con neurociencia, y ya no con programación. Lo que hacemos es utilizar sensores para que el robot mueva el brazo, cuando tú muevas el tuyo. Creemos firmemente que esto es el futuro inmediato”, puntualiza.

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El valor de la lógica matemática

Alberto Alesi, director general de Manpower Group para México, Caribe y Centroamérica, coincide que tras la pandemia se está viviendo una revolución tecnológica en los mercados.

Dos de cada tres empleos que se están buscando hoy en el país están orientados a ciencia de datos, machine learning e inteligencia artificial. No todas las industrias salieron beneficiadas, y en cuestión de talento, los profesionistas mejor parados y con la posibilidad de ver mejoras significativas en su salario son aquellos que manejan una lógica matemática, así como competencias técnicas.

Es un reto encontrar estos perfiles en el mercado, admite. La escasez de talento se agudizó y supera el 75%, acorde con datos de la firma de reclutamiento. Además, los mexicanos no destacan en lógica matemática ni en comprensión lectora, según la última prueba Pisa de la OCDE, en la que el país ocupó el lugar 53 de 71 países evaluados.

Al respecto, Corona recomienda "no tenerle miedo a la tecnología" ni "sentirse amenazados por ella". Hoy, las interfaces de programación son más amigables que antes. Asimismo, hay una gran oferta educativa para aprender nuevas habilidades.

“La tecnología nos está dando una gran oportunidad de dejar de dedicarnos a cosas repetitivas y empezar a hacer cosas más tácticas y estratégicas. No me parece descabellado que se abran más escuelas de robótica para niños, a fin de cambiar el escenario futuro”, concluye.

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