“(En las clases) siempre les dije que estaba prohibido decir ‘nada más soy…’ porque al hacerlo dan permiso a los demás a esperar menos de ellos. Cuando me invitaron a TEDx mi respuesta fue, ‘pero nada más soy un presentador de medio tiempo’ y ahora mis estudiantes no me permitieron decir eso. Esa experiencia la llevo conmigo cada día”, expresa.
En los años posteriores, Dudley presentó un trastorno bipolar no diagnosticado, fue adicto al alcohol y aumentó casi 40 kilos, debido al exceso de trabajo. Sin embargo, comenzó a exponer cómo su batalla personal con el alcohol, la obesidad y la pérdida personal, aunado con el compromiso en sus conductas y elecciones diarias, lo ayudó a convertirse en un mejor líder e inspirar a otros a hacer lo mismo.
En 2018, compartió su historia en el libro 'This is Day One: A Practical Guide to Leadership That Matters' y fundó su propia compañía para formar a nuevos líderes, bajo la filosofía del día uno.
Expansión: ¿Qué es el día uno y cómo surgió?
Drew Dudley: Es un programa basado en reinventar el liderazgo. Por lo regular ignoramos el liderazgo que está en nosotros, ya que estamos expuestos a otras creencias sobre lo que es un líder. El enfoque del día uno es trabajar un día a la vez, como su fuera el primero cada día de tu vida. Es un concepto que nació de una teoría que estaba trabajando en la universidad y de mi vida personal.
La adicción, por ejemplo, puede ser espantosa. Si no quieres preocuparte de los errores de ayer o de las ganancias de mañana, debes tratar todos los días como si fuera el día uno. Con el liderazgo pasa lo mismo, no sabrás lo que pasará mañana, pero si te enfocas en liderar con base en tus valores no importa lo que pase, eso significa que puedes estar orgulloso de la persona que serás cuando llegues a tu meta.
El día uno es entender que el liderazgo surge de las conexiones, de los momentos que tenemos con las otras personas, de la compasión, del reconocimiento del otro, de agradecer lo que tenemos y de saber que podemos generar un impacto a nuestro alrededor. El liderazgo se vive un día a la vez y debe regirse por tus propios valores. Se habla mucho de ellos, pero no reflexionamos sobre lo que realmente son.
Mi trabajo es enseñar cómo reflexionar en torno a los valores de cada persona y que, por lo menos, cada día logren dos objetivos que las haga sentirse orgullosas, pues lamentablemente fuimos educados para hacer las cosas y no para ser lo que queremos ser y, con base en ello, hacer nuestra lista de deberes.
E: ¿Cómo pueden fortalecer el liderazgo de una persona las dificultades?
DD: He tenido bastantes ‘día uno’ en mi vida. Abrí mi propia compañía, pasé de 300 libras de peso a 200 [de 136 a casi 91 kilos], acepté que soy bipolar, que la enfermedad mental es algo en lo que siempre voy a tener que trabajar y que viviré sin alcohol toda mi vida. Cada vez que pienso que no soy bueno o fuerte para algo, recuerdo todas las cosas que he pasado antes y me digo a mí mismo: claro que puedo hacer esto.
Lo que quiero decir es que los humanos no estamos hechos de vidrio. Tampoco creo que los golpes te hacen más fuerte, eso es un cliché. Pero sí considero que las experiencias te hacen más resiliente y te dan más sabiduría para saber cómo enfrentar mejor las cosas que se te presenten.
En mi experiencia he conocido a muchos líderes que no tienen confianza en sí mismos, y no pasa nada siempre y cuando tengan coraje. Hay personas extraordinarias que piensan que no pueden ser líderes porque no confían en sí mismas, no obstante, tener confianza es fingir que algo no te asusta, y tener coraje es estar consciente de que algo te asusta, pero lo enfrentas y actúas. El coraje y la resiliencia solo existen cuando hay acción, y la confianza puede darse sin que haya acción. Esa es la diferencia.