MC también incorporó un elemento que no todas las iniciativas han considerado: subsidios para micro y pequeñas empresas, con el fin de ayudarlas en la transición sin que tuvieran que despedir personal o reducir salarios.
El partido en el poder no se quedó atrás. Morena presentó una iniciativa que, a diferencia de la de MC, se centra en la capacidad de cada empresa para adaptarse al cambio. La reducción de la jornada laboral se daría de manera escalonada:
- Grandes empresas: Seis meses para ajustarse.
- Medianas empresas: Año y medio.
- Pequeñas empresas: Dos años.
- Microempresas: Tres años y medio.
El argumento detrás de esta estructura es que no todas las empresas tienen los mismos recursos para adaptarse a una jornada más corta, por lo que los tiempos de implementación deben ser flexibles.
Si Morena apostó por la transición progresiva, el Partido del Trabajo (PT) tomó el camino opuesto. El partido presentó una iniciativa que exige que la jornada laboral de 40 horas se aplique de inmediato, sin plazos de ajuste.
Los legisladores del PT argumentan que el derecho al descanso no debe estar condicionado por las empresas, y que la reforma debe aprobarse sin transiciones que retrasen su impacto en la calidad de vida de los trabajadores.
Luego el Partido Verde presentó otra iniciativa en la Cámara de Diputados, pero solo aplica para el sector privado. Su propuesta establece una reducción gradual, con un periodo de transición más corto, esto es, un año para su implementación y seis meses adicionales para adecuar las legislaciones secundarias.
Los legisladores del PVEM justifican su iniciativa con el argumento que trabajar menos horas no significa producir menos, sino hacerlo mejor. Ponen como ejemplo a Alemania, uno de los países con menos horas trabajadas y al mismo tiempo uno de los más productivos de la OCDE.
Y tras haber abierto el debate, MC presentó una segunda iniciativa en febrero de 2025. Esta vez, el énfasis estuvo en que la reducción de la jornada laboral debe incluir a los trabajadores del sector público y del privado.
El partido naranja plantea un esquema de dos años para completar la transición. En el primero los trabajadores laborarían media jornada en su sexto día de actividades y en el segundo se consolidaría la jornada de 40 horas con dos días de descanso completos. Este esquema, según el partido, permite equilibrar el derecho al descanso con la necesidad de que las empresas y dependencias gubernamentales se ajusten de manera ordenada.
Si bien las iniciativas varían en su enfoque y velocidad de implementación, hay puntos en los que todas coinciden, por ejemplo, que la semana laboral debe ser de 40 horas y que no se deben reducir salarios con la disminución de la jornada.
Lo que sigue ahora es la negociación política. El debate sigue abierto en el Congreso y, aunque el tema es una prioridad en la agenda legislativa, los tiempos para su aprobación y aplicación dependerán de qué tan rápido puedan conciliarse las distintas posturas.