Desde esa lógica, las empresas deben entender que el talento se mueve rápido y que la retención depende del aprendizaje, no de la antigüedad, como sí ocurría hace años cuando el tiempo en un empleo era sinónimo de compromiso por parte del trabajador.
Además del movimiento, Tobaccowala asegura que la tecnología sostiene la segunda fuerza de cambio y habló de una tercera era de conexión que coloca a la inteligencia artificial como parte de la dinámica diaria. “No la llamo inteligencia artificial, la llamo inteligencia alienígena. No es humana, pero está viva”.
Su interpretación no plantea el reemplazo humano, pero sí una reconfiguración del valor, ya que a su parecer las habilidades que importan hoy demandan criterio, lectura de datos y capacidad de colaborar con sistemas inteligentes.
También cuestionó el peso del puesto como unidad central de trabajo. Rishad advirtió que el empleo tradicional perdió forma en un contexto donde las tareas cambian de ritmo y sentido. “Un puesto es como un disco compacto. Ya no lo necesitas. Hoy estamos viviendo una transición hacia modelos que funcionan con proyectos, no con organigramas rígidos, lo que obliga a que los equipos aprendan con mayor velocidad”.
En ese punto, el reskilling se vuelve una medida de supervivencia. “Una empresa lista para el futuro del trabajo es la que invierte mucho en capacitar a su gente y reflexiona sobre cómo nuevas compañías y tecnologías podrían sacarla del mercado”, dijo en entrevista. “Más que ofrecer cursos aislados, es la capacidad de formar talento que pueda adaptarse a escenarios nuevos sin depender de estructuras estáticas”.
El liderazgo tampoco queda fuera de la ecuación. “Nadie quiere jefes. Quieren líderes”, apuntó Tobaccowala y criticó los estilos basados en jerarquía y autoridad porque ya no funcionan en equipos que aprenden a alta velocidad.
“El jefe que asegura tener todas las respuestas o que intenta intimidar ya perdió relevancia; quienes creen que el título basta para dirigir son personas que no pueden crecer”, dijo. En su visión, liderar implica aprender, cuestionar y acompañar.
La cultura organizacional completa la fórmula en un proceso de reskilling. Rishad la definió como un entorno donde el talento puede hablar con honestidad y siente que pertenece. “La cultura existe cuando las personas sienten que las ven, que las escuchan y que forman parte de algo”.
También comentó que una gran cultura aparece cuando alguien percibe oportunidades reales para crecer y confía en que puede expresar lo que piensa sin miedo. Esos factores sostienen a las empresas durante los cambios más fuertes.
Sin embargo, el camino para aprender nuevas habilidades no necesariamente debe venir de la propia empresa, Tobaccowala asegura que también es necesario ser curioso e invertir en uno mismo sin estar esperando que la empresa empleadora tome esa responsabilidad.
“En esta era, gracias al internet, a plataformas como YouTube, a la inteligencia artificial misma y a los pódcasts, puedes aprender por tu cuenta”. De este modo, la iniciativa individual será fundamental en la próxima década.
La visión de Tobaccowala aterriza en que las organizaciones cambian al ritmo de las personas, no al revés. “Cuando las personas cambian, las empresas cambian”.