Rusia y China, una reunión de dos economías desiguales
El presidente chino, Xi Jinping, se ha reunido con su contraparte rusa, Vladimir Putin, más de 20 ocasiones desde que asumió el poder en 2012.
A pesar de las visitas frecuentes, y los cambios masivos en el escenario geopolítico, la cooperación económica profunda ha fallado en materializarse.
Los apretones de manos se reanudarán esta semana cuando Xi haga escala en Moscú para una visita de Estado previa a la cumbre G20 en Alemania.
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Pero no será una reunión de iguales.
"China se está haciendo cada vez más grande y poderosa cada año. A pesar de la fuerza política de Putin, Rusia es un país en declive estructural”, dijo el presidente de Eurasia Group, Ian Bremmer.
Giro de Putin
La esperanza de vínculos económicos más cercanos entre Moscú y Beijing datan de 2014, cuando Rusia fue golpeada por las sanciones occidentales debido a su participación en el conflicto en Ucrania.
Russia, que se enfrentó a un acceso restringido al financiamiento occidental, miró hacia el este por salvamiento mientras los precios del petróleo colapsaban. Este salvamiento lo encontró en China.
Tras años de negociación, Moscú y Beijing firmaron un acuerdo de 30 años en 2014 para proveer gas natural al mercado emergente más grande del mundo. El contrato tiene un valor estimado de 400,000 millones de dólares.
Ambas partes se beneficiaron. China está hambrienta de energía y no quiere depender demasiado de las importaciones del Medio Oriente que viajan a través de aguas disputadas en el Mar de China Meridional.
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Pero más allá de este acuerdo modelo, Moscú tiene poco que mostrar por sus esfuerzos por cortejar a Beijing.
"Hubo mucha fanfarria sobre el ‘giro hacia Asia’ de Rusia, pero no resultó mucho de ello. Al menos no lo que esperaba el Kremlin”, dijo Gustav Gressel, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores.
Invierno ruso
A pesar de años de pláticas sobre la necesidad de diversificar la economía rusa, el petróleo y el gas aún representan más de la mitad de sus exportaciones totales y un tercio de los ingresos del gobierno.
Así que no hay alguna cantidad de ayuda de China que podría contrarrestar el golpe doble de sanciones y la reducción dramática de los precios del petróleo.
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Rusia sufriría casi dos años de recesión, comenzando en 2015.
La recuperación está en proceso, y el Fondo Monetario Internacional (FMI) espera que la economía crezca cerca de 1.5% en cada uno de los próximos tres años. Esto se compara con el crecimiento promedio de más del 3.5% entre 2010 y 2012.
Sin embargo, el comercio entre Rusia y China ha fallado en ganar ritmo en los años recientes y la relación permanece desequilibrada.
Rusia comercia más con China que con cualquier otra parte, con excepción de la Unión Europea, a donde Moscú envió 9.6% de sus exportaciones en 2016, un aumento del 7.5% de 2014.
Mientras tanto, Rusia no se encuentra dentro de los 10 principales socios comerciales de China.
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La historia es prácticamente la misma cuando se trata de la inversión de China.
"Rusia no es un destino muy atractivo para la inversión china, tanto por los riesgos y la falta de transparencia y también porque no existe mucha propiedad intelectual en Rusia que sea de interés para China”, dijo Andrew Kenningham, principal economista internacional en Capital Economics.
Una franja sin Rusia
China ahora usa su plan "One Belt One Road " (Una franja, una ruta) para intentar reformar el comercio a lo largo de Asia y Europa.
Esta planea invertir dinero en caminos, carreteras y otros proyectos en estados de la antigua Unión Soviética como Kazajstán y Uzbekistán que Rusia considera parte de su patio trasero.
Pero Rusia misma se quedará fuera.
"Para las empresas chinas, Rusia es un terreno difícil, y el alto grado de politización y corrupción (inclusive según los estándares chinos) y la poca ventaja competitiva de Rusia en términos de salarios y conectividad al mercado europeo la han vuelto poco atractiva para los inversionistas chinos”, dijo Gressel.
Ya que los fundamentos económicos no muestran alguna señal de un cambio amplio, esta cumbre podría tener más que ver con política doméstica rusa.
"Para Putin, reunirse con Xi es sobre todo un gesto simbólico, mostrando que la audiencia doméstica que es aún es un jugador clave en la política mundial… que es necesario para la elección de 2018 en particular”, agrego Gressel.