La fobia de Donald Trump tiene una solución
Donald Trump, el presidente estadounidense, parece tener una fobia: los inmigrantes legales o ilegales que trabajan en Estados Unidos , el republicano quiere que abandonen su país.
El Centro para el Desarrollo Global plantea una alternativa nada sencilla: regular los flujos de migración laboral, lo que en su opinión ayudaría a disminuir la migración ilegal sin afectar la economía estadounidense, además de garantizar la seguridad de los mexicanos, quienes enfrentan varios peligros para cruzar la frontera.
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Los inmigrantes que laboran en Estados Unidos contribuyen con 14% de la economía, pero a Trump parece no importarle. Además de criminalizar a los trabajadores sin estatus legal, hace unos días dio su apoyo a la propuesta de la Ley RAISE (Reformando la Inmigración Americana para el Empleo Fuerte, por sus siglas en inglés) diseñada por los senadores republicanos David Perdue y Tom Cotton, que busca cortar la inmigración legal en 50% en una década para que los estadounidenses ocupen sus puestos de trabajo.
La última cooperación bilateral para regular el flujo migratorio entre Estados Unidos y México terminó en 1964. Desde entonces, la migración no autorizada ha aumentado dramáticamente. De las personas nacidas en México que llegaron a Estados Unidos después de 1990, el 80% no tenía autorización legal en el momento en que llegaron.
El documento " Frontera Compartida, Futuro Compartido: Un Plan para Regular la Movilidad Laboral de México y Estados Unidos ", presentado en septiembre pasado, realiza propuestas para flexibilizar el mercado laboral entre los dos países. En este trabajo participaron personajes como el expresidente Ernesto Zedillo; Katie Hays, directiva de la firma Caterpillar; Doris Meissner del Instituto de Política de Migración y el académico mexicano Gerardo Esquivel, entre otros. Estas son algunas de las sugerencias:
Eliminar la movilidad laboral ilegal. Un acuerdo regulador bilateral puede reducir severamente el número de trabajadores mexicanos que emigran ilegalmente por razones económicas. Un vacío regulatorio bilateral, por el contrario, alienta a un mayor número de trabajadores a emigrar ilegalmente.
Suprimir a los intermediarios abusivos. Que el gobierno mexicano haga un reclutamiento para desplazar a los traficantes de migrantes; generar bases de datos para la comparación entre empleadores y empleados, así como asegurar el cumplimiento por parte del empleador de las normas laborales de todos los trabajadores.
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Una importante consecuencia del vacío regulatorio bilateral ha sido el florecimiento de reclutadores ilegales y abusivos (enganchadores) en México. Cargar honorarios grandes y hacer falsas promesas a los trabajadores son prácticas generalizadas incluso para la migración que de otra manera es lícita y que usa el empleo de las visas H-2A y H-2B que permiten el trabajo temporal.
Compartir la responsabilidad de la frontera. La regulación de la movilidad transfronteriza de la mano de obra es una cuestión inherente bilateral. Se crearon visas actuales de los Estados Unidos como las visas de trabajo estacional de baja cualificación H-2 y se gestionan esencialmente sin cooperación. "No representan una versión moderna de los acuerdos bilaterales de trabajo del siglo XX, pero reflejan la ausencia de tal acuerdo. Un ingrediente crítico de un nuevo tratado es una clara especificación de las responsabilidades mexicanas", dice el documento.
nullAbarcar los sectores donde la mano de obra mexicana agrega valor. Hasta ahora la fuerza de trabajo mexicana se concentra en la agricultura, al que aporta 17% de su producción, por lo que la portabilidad sectorial de visados, debería incluir sectores más allá de la agricultura estacional.
"México no es solo el segundo socio más importante de Estados Unidos. De hecho, los dos países son uno de los principales socios en la movilidad laboral: casi el 10% de las personas nacidas en México viven y trabajan en Estados Unidos", dice el documento. De acuerdo con cifras de Pew Research, el 28% del total de los inmigrantes viviendo en Estados Unidos son mexicanos y de los 11.7 millones de inmigrantes mexicanos viviendo en ese país cerca de la mitad tienen un estatus ilegal.
La movilidad temporal entre el territorio mexicano y el estadounidense es más antigua que cualquiera de los dos países y requiere regulaciones adaptadas a esa historia y destino compartidos.