Así fue el primer envío de trigo argentino a México
Nota del editor: Esta nota fue publicada originalmente en la edición 1214 del 15 de febrero de 2018 de la revista Expansión.
CIUDAD DE MÉXICO (Expansión) - El vapor Western Tosca amarró en el puerto de Veracruz días antes de la Navidad del año pasado. El arribo, 19 días después de salir del puerto de San Lorenzo, Argentina, marcó un punto de quiebre en las relaciones comerciales entre México y ese país. La importación de 30,000 toneladas de trigo por parte de ocho empresas mexicanas es el primer intercambio de ese cereal entre ambas naciones desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
El envío realizado por la filial argentina de la multinacional de agronegocios Bunge fue el resultado de un proceso que comenzó con reuniones entre las cancillerías, y que siguió con encuentros entre las cámaras molineras.
El último paso sucedió en agosto, cuando después de dos años de negociaciones entró en vigencia el protocolo fitosanitario. “Hubo que limar asperezas y diferencias”, dice Eduardo Vázquez, jefe de la Mesa de Granos de Bunge Argentina.
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Cuando se firmó el TLCAN, los tres países socios ajustaron las normas fitosanitarias a lo que ellos producían. En el caso del trigo, algunas de las plagas y malezas existentes en Argentina se prohibieron en México.
“Con la decisión política de ambos gobiernos por detrás, los departamentos de control fitosanitario se pusieron de acuerdo en flexibilizar las normas para que no haya problemas con la entrada del trigo argentino a México”, dice Vázquez.
Con el paraguas del protocolo fitosanitario en vigencia, la Cámara Nacional de la Industria Molinera de Trigo (Canimolt) convocó a una licitación entre compañías trigueras en Argentina, y el ganador fue Bunge. Los importadores en México son las empresas Grupo Trimex, Molinos Bunge, Grupo La Italiana, Grupo La Moderna, Harinera Anáhuac, Harinas Elizondo, Harinera El Paraíso y Harinera Tlalnepantla.
La operación promete ser la primera de varias. Ante las amenazas proteccionistas del presidente Donald Trump, el gobierno y la industria molinera mexicana buscan diversificar más sus compras de ese cereal. México cuenta con excedentes de trigo candeal –utilizado para la elaboración de pastas–, pero debe importar trigo blando, que se usa para el pan, galletas, pasteles y tortillas.
En el ciclo 2015-2016, las compras de trigo panificable de México a otros mercados sumaron 4.4 millones de toneladas, un alza de 2.4% frente a la campaña anterior, según datos de la Canimolt.
La tendencia se profundizó en la última temporada, el ciclo 2016-2017, cuando las importaciones de México saltaron a 5.2 millones de toneladas.
Si bien Estados Unidos aún es el mayor proveedor de ese grano para México, perdió peso. En 2005, el 79% de las importaciones provenía de ese país, y pasó a 55% para la primera mitad de 2016. En tanto, otras naciones que no enviaban trigo a México han incrementado sus exportaciones.
Desde 2012, también importa de países como Rusia, Ucrania, Francia y, ahora, Argentina. “El objetivo es seguir diversificando las importaciones. Ahora con Alemania, Polonia y Australia estamos trabajando en protocolos fitosanitarios”, dice Felipe de Javier Peña, vicepresidente de Canimolt.
QUID PRO QUO
Los deseos de México de diversificarse empatan con los de Argentina de encontrar nuevos destinos para el trigo. Tras la llegada de Mauricio Macri a la presidencia, en diciembre de 2015, y la eliminación de los impuestos que regían hasta entonces para las exportaciones de granos, la producción de trigo se disparó: en la campaña 2016-2017 sumó 18.3 millones de toneladas, un incremento de 62% frente al ciclo anterior.
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El 93% de las exportaciones se destinaba a Brasil, ahora, sólo el 38%, dice Jesús Silveyra, subsecretario de Mercados Agropecuarios de Argentina. “México es un mercado interesante y la ventaja que tenemos es que cosechamos a contraestación del hemisferio norte, lo que nos permitiría incrementar los envíos en los meses en que comienzan a declinar los estadounidenses”.
El único factor contra el cual es difícil que compita el trigo argentino es el precio de exportación, que es superior al de Estados Unidos. El costo del flete marítimo del envío de trigo argentino en diciembre fue de 25 dólares por tonelada, la mitad de lo que hubiera costado transportarlo desde Estados Unidos.
“Los molinos (mexicanos) pueden recibir trigo de Estados Unidos por tren vía Laredo y les sale más barato”, dice Vázquez, de Bunge.
Sin embargo, el país sudamericano puede competir en igualdad de condiciones en ese rubro con Rusia, Ucrania y Francia. El puntapié inicial fue dado y es posible que haya más compras del cereal por parte de México.
“Antes habrá que ver las condiciones del mercado y comprobar la calidad del trigo argentino arribado en diciembre”, dice Javier Peña, de Canimolt.