Al parecer, a Trump no le importa lo que piensen de su relación con Putin
Al presidente estadounidense, Donald Trump, claramente no le importa lo que piensen de su relación desconcertante, opaca y deferente con el presidente ruso, Vladimir Putin.
En una demostración de su creciente voluntad de burlar las convenciones diplomáticas y las preocupaciones de los aliados de Estados Unidos, Trump aparentemente planea reunirse a solas con el líder ruso, probablemente con solo traductores en la sala, al comienzo de su cumbre en Helsinki, Finlandia, el 16 de julio.
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Una fuente familiarizada con la planificación de la reunión dijo el lunes a Kevin Liptak de CNN que el encuentro equivaldría a la reunión privada inicial de Trump con el líder norcoreano Kim Jong Un el mes pasado en Singapur, antes de que su cumbre se ampliara para incluir a otros altos funcionarios.
No es particularmente inusual que los presidentes se reúnan a solas con otros líderes antes de conversaciones diplomáticas más formales que involucran a sus delegaciones. Y si una conexión entre Trump y Putin reduce la tensión en las relaciones entre las principales potencias nucleares del mundo, eso beneficiará a la seguridad nacional de Estados Unidos y la del mundo entero.
Pero si Trump decide seguir adelante con su reunión uno a uno sin su delegación y a puertas cerradas, eso representaría una provocación a sus críticos, dada la curiosidad y la preocupación generalizada en Washington y entre los aliados de Estados Unidos por la relación entre el presidente estadounidense y el líder ruso.
Después de todo, Putin está acusado de ordenar una operación de influencias para interferir en las elecciones estadounidenses de 2016, que se convirtió en una apuesta para ayudar a Trump a ganarlas.
Trump, por su parte, recientemente ha dado crédito nuevamente a las negaciones de injerencia electoral de Rusia, desafiando las conclusiones de sus propias agencias de inteligencia.
También alimentando las especulaciones sobre su relación con Putin están los comentarios de Trump la semana pasada, en los que dejó la puerta abierta al reconocimiento de la anexión de Crimea por parte de Rusia.
Ha llegado a culpar al expresidente Barack Obama, no a Putin, por la toma de Crimea a Ucrania por parte de Rusia. También ha asustado a los aliados de Estados Unidos al pedir la readmisión de Rusia en el G7.
“Los europeos están petrificados de que vaya a traicionarlos y de que vaya a reconocer la anexión ilegal de Crimea”, dijo el lunes Max Boot, un historiador y analista de seguridad nacional de CNN, a Kate Bolduan de CNN.
Con miras a la cumbre de Helsinki, los ataques de Trump a los aliados de Estados Unidos —que convirtieron la cumbre del G7 en Canadá en una debacle— pretenden ampliar las divisiones en la Unión Europea, y las críticas a otras instituciones de la alianza transatlántica están en línea directa con las metas antioccidentales de Putin.
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Además, está la especulación generalizada sobre si las agencias de inteligencia rusas tienen alguna información comprometedora sobre Trump o sobre sus negocios, que pueda ayudar a explicar su negativa a criticar a Putin y su voluntad de reflejar las posturas de política exterior del líder ruso.
Considerando todo esto, no sería sorprendente si Trump buscara evitar cualquier impresión de que está bajo el dominio de Putin; por ejemplo, una reunión uno-a-uno sin ningún otro funcionario presente.
Pero la carrera política de Trump sugiere que tomará el curso de acción que más enfurezca a sus críticos, y que no está dispuesto a ceder a la presión.
Algunos funcionarios que han trabajado para realizar cumbres presidenciales anteriores culpan al personal del presidente por no protegerlo de un encuentro en persona con Putin, argumentando que está muy mal parado frente al astuto líder ruso, que fue entrenado por la KGB.
“No es ningún secreto que al presidente no le iría bien con Vladimir Putin”, dijo el lunes la analista de seguridad nacional de CNN Samantha Vinograd, recordando cómo Trump ignoró el consejo de no felicitar al líder ruso por su reelección este año.
“Si está sentado al otro lado de la mesa frente a Vladimir Putin, que es un manipulador y negociador altamente capacitado, las posibilidades son que las cosas se salgan del camino”, dijo Vinograd, quien fue miembro del Consejo de Seguridad Nacional del gobierno de Obama.
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Moscú señaló el martes que daría la bienvenida a la oportunidad de abrir la cumbre con una reunión uno a uno entre los líderes, en espera de un acuerdo con la Casa Blanca.
“Nos satisface absolutamente. Saben que el presidente Putin se siente cómodo en cualquier formato que sea cómodo para sus contrapartes”, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, a periodistas en una conferencia telefónica.
¿Tratará Trump de impresionar a Putin?
Diplomáticos que trabajan para aliados de Estados Unidos, sorprendidos por su amarga división con Trump en el G7 y su decisión de invocar una lógica de seguridad nacional para imponer aranceles sobre el acero y el aluminio europeos, están contemplando la cumbre de Helsinki con preocupación.
Existe el temor de que el presidente tenga tantas ganas de impresionar a Putin que será aún más conflictivo de lo esperado en la cumbre de la OTAN en Bruselas, unos días antes de ir a Helsinki.
Trump también visitará Gran Bretaña en su viaje por Europa, donde la sospecha de sus vínculos con Putin es profunda, especialmente después del envenenamiento de un exespía de Rusia y su hija con un agente nervioso en Reino Unido, una operación atribuida a las agencias de inteligencia del Kremlin.
El exministro de Finanzas de Gran Bretaña George Osborne dijo el domingo a Fareed Zakaria de CNN que la cumbre Putin-Trump, sobre la que el presidente estadounidense está muy entusiasmado, comprometería la confianza en el gobierno estadounidense.
“Hace a Estados Unidos un socio menos confiable para países occidentales como el mío, y por supuesto la atmósfera impulsa la agenda de los medios, todo lo cual apunta a una desintegración de la unidad occidental”, dijo Osborne.
La Casa Blanca niega la idea de que haya algo oscuro en la relación entre Trump y Rusia, y mantiene la línea de que ningún presidente ha sido más duro sobre Moscú que Trump. También dice que Trump cree que hay una posibilidad de aliviar la acritud en las relaciones con Moscú de una manera que pueda fomentar la paz mundial.
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El presidente sí aprobó las expulsiones de 60 diplomáticos rusos y nuevas sanciones en solidaridad con aliados de Estados Unidos después del envenenamiento del exespía ruso, Sergei Skripal. La Casa Blanca señala que Trump también respaldó la venta de armas letales al gobierno de Ucrania, un paso que el gobierno de Barack Obama no tomó.
No fue la primera vez que la línea auténticamente dura que el gobierno a veces ha perseguido contra Rusia ha parecido discrepar con las preferencias personales del presidente.
Sin embargo, la retórica y el comportamiento de Trump en las últimas semanas solo han aumentado la impresión de que prefiere la compañía de Putin a la de aliados como la canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.
Bolton: No atiendan los “vapores”
El consejero de seguridad nacional de Trump, John Bolton, dijo el domingo que nadie debería “argumentar a partir de los vapores" de los comentarios del presidente sobre la OTAN y Rusia.
“La razón principal para tener una reunión bilateral entre Trump y Putin: permitirles discutir estos temas y ver exactamente dónde podría haber oportunidad para el progreso, o dónde podrían encontrar que no hay oportunidad en absoluto”, dijo Bolton en Fox News Sunday.
Pero, en otra aparición, en Face the Nation de CBS, Bolton notablemente no descartó la posibilidad de que Trump pueda reconocer la anexión de Crimea.
“El presidente hace la política. Yo no hago la política”, dijo Bolton.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders, ofreció una declaración más inequívoca de la política de Estados Unidos el lunes.
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“No reconocemos el intento de Rusia de anexionar Crimea. Acordamos estar en desacuerdo con Rusia en ese frente. Y nuestras sanciones en Crimea contra Rusia permanecerán vigentes hasta que Rusia devuelva la península a Ucrania”.
Pero a los críticos de Trump les preocupa que las posiciones establecidas de la política estadounidense y el consejo de los altos funcionarios no signifiquen mucho cuando el presidente se encuentre en una habitación con Putin.
Cuando Trump salió de su reunión con Kim, por ejemplo, sorprendió a los aliados asiáticos de Estados Unidos y a su propio personal al anunciar un alto a las maniobras militares de Estados Unidos y Corea del Sur que han enfurecido a Pyongyang.
Esas concesiones son la razón por la que un encuentro uno a uno entre Trump y Putin es un comodín arriesgado.
Mary Ilyushina de CNN contribuyó a este informe.