Paul Krugman dice que AMLO es una incógnita, pero es más de fiar que Trump
CIUDAD DE MÉXICO (Expansión)- Cuando viene a México le gusta salir con amigos a alguna cantina y tomarse unos tequilas. No es que venga muy seguido, pero cuando Paul Krugman está de visita en la ciudad, causa revuelo entre aquellos que quieren ver y escuchar al premio Nobel.
En pleno calor de la contienda electoral, Krugman vino a la CDMX a impartir una conferencia en octubre del año pasado en el Museo Tamayo, donde dijo que Andrés Manuel López Obrador le parecía más similar al brasileño Lula da Silva que al venezolano Hugo Chávez.
La frase del premio Nobel de Economía quitó de forma automática el estigma que querían endosarle sus contrincantes a López Obrador, quien ya se sabe que resultó un contundente vencedor en los comicios de julio.
Dos meses después de las elecciones mexicanas y con AMLO con su constancia de presidente electo bajo el brazo, Krugman ha vuelto a esta capital. No tenemos tequilas en la mesa, pero en la entrevista con Expansión se avienta unas frases derechas:
AMLO es una incógnita, pero es más de fiar que Donald Trump, dice. El presidente estadounidense es impredecible y no respeta a casi nada ni nadie, afirma, pero hay algo que definitivamente sí venera: el ‘big money’ y por eso va a mantener el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) como un acuerdo trilateral.
Sugiere que si los republicanos ganan las intermedias de noviembre y retienen ambas cámaras, Estados Unidos se puede enfilar a convertirse en un país donde gobierne un partido-Estado, pero advierte que si los demócratas arrebatan el Congreso, el país más poderoso del mundo podría entrar en una suerte de parálisis política con un presidente acechado y acorralado.
Krugman está en el Auditorio Blackberry de la Condesa, uno de los barrios hipsters de la ciudad. Jóvenes (y no tan jóvenes) abarrotan el lugar para escucharlo hablar sobre las criptomonedas en un evento organizado por la tecnológica Kio Networks.
Él es un escéptico de los bitcoins y las monedas virtuales, pero como buen hombre de ciencia, dice que se puede dejar convencer si le muestran buenas pruebas y buenos argumentos. El jueves pasado nos sentamos con él para retomar su charla del año anterior y ver si ha cambiado su percepción sobre AMLO y lo que el próximo presidente enfrentará con Trump en la Casa Blanca.
-Usted había dicho que AMLO le parecía más similar a Lula que a Chávez, ¿todavía piensa eso, qué ha visto en estos últimos meses?
-Tengo poca información, en realidad casi no sé nada, pero al norte de la frontera no estamos escuchando declaraciones incendiarias ni radicales.
Si ponía el ejemplo de Lula, no era tanto por Lula sino por el gobierno actual de Brasil, que se está transformando como en una historia mala; pero aún tengo razones para tener esperanzas (en AMLO).
Los mercados parecen pensar que López Obrador no va a hacer nada extremo, claro que será un gobierno de izquierdas y habrá más programas sociales, tal vez un poco de mayor intervención gubernamental en la economía, pero no se espera un cambio dramático.
Hay que ver cómo evoluciona, obviamente mucho va a depender de lo que pase con las relaciones con Estados Unidos.
-Si Trump logra reelegirse, eso significa que todo el sexenio de AMLO le tocará lidear con Trump en la Casa Blanca.
-En este preciso momento, la política en Estados Unidos es mucho más incierta que la de México. AMLO obviamente es una incógnita, no sabemos qué tanto sus políticas van a estar impregnadas de populismo, pero el gobierno de Estados Unidos está en medio de un torbellino: tenemos elecciones en dos meses, si los resultados se inclinan por un lado (y ganan los republicanos) podríamos ver a un Estados Unidos encaminarse a tener un partido de Estado que lo controla todo, como en Hungría.
Si el resultado se inclina por el otro lado (y ganan los demócratas) podríamos tener un presidente asediado , bajo investigación y paralizado por los escándalos que él mismo ha generado.
Me es difícil incluso pensar en (las elecciones del) 2020, hay tanto colgando de la balanza en los próximos meses, que sabrá dios qué pasará con la siguiente presidencia.
-Hasta ahora las relaciones entre Trump y AMLO son buenas, parece una ‘luna de miel’...
-Mi predicción original para el TLCAN era que se iban a realizar algunos cambios en el acuerdo más que nada cosméticos, solo lo suficiente para que Trump pudiera declararse vencedor pero dejando prácticamente intacta la estructura de negocios de América del Norte y todo indica que así será.
Hay algunos detalles del TLCAN que pueden sufrir cambios más profundos, como en el sector automotriz, pero no pinta que vaya a ser algo muy severo.
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Ahora, está esta locura del asunto con Canadá, pero creo Trump es el responsable de todo eso, él piensa que los canadienses no lo respetan y cree que él tiene la razón, pero eso probablemente se va a resolver en el futuro.
-¿Cree que el acuerdo se mantendrá trilateral entre los países de norteamérica, y que Estados Unidos resolverá sus diferencias con Canadá?
-Quiero pensar que sí, pero no hay nada seguro. Si dejas de lado las personalidades de los líderes y piensas en lo que hay de fondo entonces tienes una gran comunidad empresarial en la región que tiene un fuerte interés en que los negocios sigan fluyendo entre todas las fronteras.
Se ha invertido mucho dinero y se han implementado muchas estrategias alrededor del TLCAN para que el acuerdo continúe, y aunque existe la posibilidad de que Trump lo destruya, eso se ve muy improbable.
-Pero dada la impredictibilidad de Trump, ¿nadie debería de confiarse?
Nadie se debe confiar al cien por ciento. Si creo en lo que estoy leyendo ahora, que Trump tenía un documento sobre su escritorio para destruir el TLCAN y que fue robado por su staff para que no lo firmara, es algo difícil de creer, pero sí es posible.
Krugman se refiere Fear, el nuevo libro del periodista Bob Woodward, donde describe al presidente Trump como una persona errática y visceral , al grado que sus asesores deben contenerlo con formas poco ortodoxas para que no cometa imprudencias.
Un pasaje del libro cuenta cómo el ex asesor económico Gary Cohn sustrajo unos papeles del escritorio de Trump para que no los firmase; los documentos tenían como objetivo terminar con el TLCAN y con el acuerdo comercial de Estados Unidos con Corea del Sur .
Krugman cree que una guerra comercial con China se ve mucho más probable que con México, dado que el desbalance comercial es más grande, y Beijing y Washington ya han iniciado una escalada arancelaria.
“Yo creo que China es mucho menos propensa a hacer concesiones, incluso cosméticas y simbólicas, para agradar a Trump. Ellos tienen su propio orgullo. Existe una posibilidad de que se estropeen las relaciones con China y aunque no lo creas, incluso las posibilidades también son grandes con la Unión Europea”.
Por cuanto hace al TLCAN, Krugman cree que por ahora la región puede respirar relativamente tranquila:
“Creo que al final el interés sigue importando, incluso para Trump que no ha respetado muchas cosas, pero sí respeta el ‘big money’, y en verdad hay ‘big money’ invertido en conservar el TLCAN”.