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Europa, en riesgo de vivir otros 10 años de estancamiento económico

Factores como poca inflación, bajas tasas de interés y un débil crecimiento se han vuelto permanentes en el viejo continente, provocando comparaciones con la crisis de Japón.
vie 19 julio 2019 06:39 AM
FILE PHOTO: A woman attends an event by pro-European "Pulse of Europe" movement, during the European Parliament elections at Gendarmenmarkt square in Berlin
La economía europea ha logrado una recuperación, pero no un resurgimiento.

Por Julia Horowitz

Europa acaba de sobrevivir a una década de estancamiento económico. Si no actúa pronto, podría enfrentar otra.

Diez años después de la crisis financiera mundial, la economía europea ha logrado una recuperación, pero no un resurgimiento. La baja inflación, las bajas tasas de interés y el bajo crecimiento se han convertido en la nueva normalidad.

El malestar de Europa podría tener efectos de propagación peligrosos. Otra década desperdiciada profundizaría la creciente división entre la Europa urbana y rural, privaría a más jóvenes de trabajo y alimentaría la inestabilidad política.

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Carsten Brzeski, economista en jefe en Alemania del banco holandés ING, cree que incluso podría provocar que el bloque de 19 países que usan el euro se rompa.

“Es alto el riesgo de que simplemente nos despertemos demasiado tarde, y nos demos cuenta de que perdimos demasiado tiempo”, dijo Brzeski.

Síndrome de bajo crecimiento

Las condiciones en Europa han provocado comparaciones con la década perdida de Japón, un periodo de lento crecimiento y débil inflación en la década de los 90 del cual el país nunca ha emergido de manera convincente.

Los síntomas clave del estancamiento a largo plazo, o “japonificación”, pueden apreciarse claramente.

Desde finales de 2018, la inflación en la eurozona ha estado muy por debajo del objetivo de poco menos del 2% establecido por el Banco Central Europeo (BCE). En junio, llegó al 1.3%. El crecimiento del PIB fue de 1.8% en 2018, y se pronostica que se desacelerará a 1.2% este año. El próximo año podría ser incluso peor si la región tiene que hacer frente a un brexit caótico en otoño.

Las tasas de interés se mantienen en mínimos históricos. El presidente del BCE, Mario Draghi, se retirará en octubre sin haberlas elevado ni una vez durante sus ocho años de gestión. Algunos analistas predicen que el banco de hecho podría recortar las tasas en septiembre.

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Al investigar la fuente de esta apatía, la recuperación desigual de la región de la crisis financiera mundial cobra mucha importancia.

El desempleo en la Unión Europea alcanzó un máximo de 26.5 millones en 2013 y desde entonces ha descendido a aproximadamente 15.7 millones, por debajo de los niveles anteriores a la crisis. Pero este no es el caso en lugares como el noroeste de España, el sur de Italia y Grecia, que todavía tiene la tasa de desempleo más alta de Europa.

Muchas zonas “apenas han comenzado a recuperarse”, escribieron en mayo los economistas de ING Bert Colijn y Joanna Konings.

La recuperación ha sido lo suficientemente tibia como para justificar muchos años de tasas de interés ultrabajas e incluso negativas. La última vez que el Banco Central Europeo elevó las tasas, en 2011, la deuda de Portugal acababa de ser degradada a la categoría de basura, y Grecia estaba esperando otro rescate. Irlanda había aceptado un paquete de rescate el año anterior.

En estos días, no se espera un alza de tasas hasta 2021 como muy pronto.

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El caso Japón

Las circunstancias evocan cada vez más a Japón, que está finalizando su tercera década de bajo crecimiento, baja inflación y bajas tasas de interés.

Europa está creciendo a un ritmo más rápido. Pero, al igual que Japón, su población está envejeciendo y los jubilados están siendo un lastre para la economía porque ahorran en lugar de gastar. También existe un problema similar de bancos zombis que consumen capital sin proporcionar los préstamos necesarios para estimular el crecimiento económico.

La comparación se queda corta al observar las herramientas disponibles para combatir la enfermedad del estancamiento. Japón tiene un banco central y un gobierno nacional. Eso le ha permitido actuar de manera más decisiva, incluso si las medidas de estímulo han demostrado ser ineficaces.

La integración económica y política en Europa, por su parte, es un proyecto inacabado. El euro se fue introducido el primero de enero de 1999. Pero, 20 años después, los países de la UE no han logrado coordinar una política fiscal complementaria que pueda impulsar la unión monetaria.

Los países de la UE establecen sus propios presupuestos y desarrollan sus propios planes fiscales dentro de un marco de reglas que supuestamente limitan los préstamos. Eso deja al Banco Central Europeo ante la tarea de abordar problemas más amplios en un momento en que sus municiones ya están limitadas por sus acciones en la última década.

“La eurozona sigue cojeando, trabajando a media marcha”, dijo Jonathan Gregory, director de renta fija de Reino Unido para UBS Asset Management. “No es obvio que esto vaya a cambiar pronto”.

Señales de advertencia

Los expertos dicen que el gasto gubernamental coordinado podría ayudar a sacar a Europa de su estancamiento. Pero las posibilidades de que esto ocurra parecen escasas.

“Las probabilidades de ver realmente un estímulo fiscal coordinado, significativo y de grandes números son muy bajas”, dijo Brzeski, señalando las divisiones políticas entre países más ricos como Alemania y los que más dificultades han tenido, como Italia. Francia y Alemania también tienen dificultades para acordar una cooperación más estrecha.

El problema es que los políticos podrían no tener mucho tiempo que perder.

Actualmente, Alemania está pagando menos intereses por sus bonos gubernamentales a 10 años que Japón. Eso indica que el pesimismo acerca de la perspectiva económica a largo plazo de la región está estableciéndose rápidamente, y señala que los inversores esperan que las tasas de interés se mantengan deprimidas.

“Los mercados de bonos en Europa, 10 años después de que comenzara la crisis de la deuda soberana, están en un punto que Japón tardó 30 años en alcanzar”, dijo John Normand, director de estrategia fundamental de activos cruzados de JPMorgan Chase.

Las tasas de interés negativas también continuarán presionando a los bancos de Europa, mientras que provocan que los bonos sean menos atractivos. En este momento, los inversores tienen garantizado que perderán dinero si mantienen un bono alemán a 10 años hasta que madure.

Para Brzeski, es una situación que podría volverse insostenible rápidamente. “Algo tiene que ceder”, dijo.

Su pronóstico: En los próximos años, el estira y afloja entre los intereses nacionales y europeos se volverá más vigoroso a medida que la economía de la región avanza con pesadez. Sin embargo, es dudoso que esto genere un plan para sacar a Europa de su estancamiento.

“Bajo crecimiento, baja inflación, eso comienza a afectar a las economías de diferentes maneras”, dijo Brzeski. ¿Y entonces? “Veremos volver estas fuerzas de ruptura otra vez”.

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