La guerra comercial entre China y Estados Unidos sigue siendo un riesgo importante. Las dos partes acordaron reanudar las negociaciones comerciales, pero los aranceles siguen vigentes y una mayor interrupción podría significar años de escasez para las automotrices.
Debilidad alemana
Los fabricantes de automóviles alemanes se encuentran en una posición particularmente difícil.
BMW, Volkswagen y Daimler, que posee Mercedes-Benz, tienen grandes operaciones en China. También enfrentan un débil crecimiento económico en el hogar, la afectación residual del escándalo del diésel y los nuevos objetivos de emisiones.
Daimler advirtió el viernes sobre una caída en las ganancias este año debido a los retiros, a problemas legales y a las débiles ventas. Espera una pérdida en el segundo trimestre de 1,600 millones de euros (1,800 millones de dólares), y su negocio de camionetas está en una situación desesperada.
Su rival BMW tiene sus propios problemas. El fabricante de automóviles de lujo dijo la semana pasada que el CEO Harald Krueger dejaría el cargo. Las ganancias de la compañía se redujeron en el primer trimestre y su división automotriz registró pérdidas. El consejo supervisor de BMW se reunirá el jueves para tratar de encontrar un sucesor para Krueger.
En Volkswagen, el fabricante de automóviles más grande del mundo, las entregas mundiales de vehículos cayeron 2.8% en los primeros seis meses del año.
Los tres están expuestos a una mayor escalada de la guerra comercial de Estados Unidos con China, pero también serán apaleados si el presidente estadounidense, Donald Trump, cumple su amenaza de gravar los automóviles fabricados en Europa.