El brillo del aguacate salva al PIB agrícola mexicano

Las actividades primarias o agropecuarias crecieron 1.7% entre abril y junio de este año en comparación con el mismo periodo de 2018, lo que significa una desaceleración desde el 5.6% de crecimiento reportado para el primer trimestre de 2019, de acuerdo con la estimación oportuna del Producto Interno Bruto (PIB) del INEGI publicada el 31 de julio. En su comparación contra el trimestre previo, el sector primario cayó 3.4%, con lo que interrumpió una racha de tres trimestres positivos.

"Vamos a estar viendo una desaceleración pero todavía en territorio positivo (...) mantendrá una tasa de crecimiento positiva", consideró Domene.

"Sigue estando en buena situación, en buena salud”, coincide Marco Oviedo, jefe de investigación económica de Barclay's.

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Las exportaciones de frutos como este, hace que una parte del sector agrícola mexicano entregue resultados positivos en términos de crecimiento. Con el motor económico industrial averiado y el de servicios desacelerado y en incertidumbre, el primario o agrícola se mueve.

“Lo que estamos viendo en el sector primario tiene que ver mucho con que Estados Unidos está creciendo y jala muchas importaciones de ciertas frutas y verduras de alto valor agregado mexicano”, explicó Héctor Villarreal, director del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).

Como en México siempre hay otros Méxicos ,el campo no es la excepción, y ese campo exitoso, que crece, que llega las mesas del mundo en un guacamole con totopos o en un platillo de autor contrasta con otro campo, el del pequeños productores con carencias de infraestructura.

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El primero se vincula a la industria y a la exportación.

"Es claro que tiene sus diferencias, la mayor parte de esta buena evolución está vinculada con el sector agrícola más grande, de tamaño mediano, vinculado a la agroindustria, a la transformación de esos productos y la exportación neta", dijo José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).

Y el lado b:

"Lo que vemos por otro lado es que el pequeño agricultor sigue tendiendo carencias", matiza De la Cruz.

Y aunque a este sector le va bien, su éxito para mover a la economía del país a mejores tasas se ve eclipsado por dos de sus características: es volátil y muy pequeño en relación con los motores de servicios e industrial.

“El primario trae las mayores tasas de crecimiento, el problema es que pesa muy poco en la economía (...) puede crecer a niveles de 4% y 5% pero el impacto que hay en la economía en general es realmente muy bajo, eso deja a los toros dos sectores, lo que realmente pueden incidir”, dijo De la Cruz.

El sector primario representa alrededor del 4% de la actividad económica del país, frente al de servicios que significa el 60% y el industrial 30% aproximadamente.

“Es un tanto volátil y depende de factores climatológicos y tiene un peso limitado dentro del total dentro del PIB”, dijo Jannet Quiroz, subdirecrora de Análisis Económico de Grupo Financiero Monex.

Su volatilidad a merced de la lluvia o las sequías, hace que a veces pueda crecer a tasas elevadas y otras caer.

"Es muy difícil detectar una tendencia clara hacia dónde va", acotó Delia Paredes, economista en jefe en Grupo Financiero Banorte.

Hacia adelante, además de depender del clima, el comportamiento del sector agrícola dependerá del consumo en Estados Unidos de sus productos.

"Depende mucho de los mercados sobre todo externos, ese sería el riesgo que el mercado etenro fundamentalmente que Estados Unidos se pudiera debilitar", dijo De la Cruz.

Para Villarreal, habrá que esperar más tiempo para evaluar si las políticas del gobierno federal dirigidas al campo han dado frutos.

"Tendremos que estar muy pendientes de cómo siguen las políticas del campo, es una obsesión del presidente pero muchas parecieran que no traen sustento muy solido atrás”, dijo.