La cuarta economía más grande del mundo, y la más grande de Europa, se ha visto afectada por lo que los analistas han descrito como una “tormenta perfecta” de factores negativos.
Alemania depende en gran medida de los exportadores que venden una gran cantidad de productos a China y Estados Unidos, los cuales están enfrascados en una amarga disputa comercial. Las débiles ventas mundiales de automóviles también han afectado a las automotrices del país, y los temores de un brexit desordenado siguen siendo un lastre.
Un entorno desafiante
La economía alemana ha ayudado a respaldar el crecimiento en Europa tras la crisis financiera global.
Pero la producción industrial de junio cayó más del 5% en comparación con la del año anterior. Y el indicador ZEW de confianza económica de agosto cayó bruscamente, alcanzando su nivel más bajo desde diciembre de 2011.
Brzeski dijo que el clima incierto era un principal factor negativo. “Una mayor incertidumbre, en vez de los efectos directos de los conflictos comerciales, ha afectado la confianza y, por lo tanto, la actividad económica”, dijo.
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Otro tema central es la disminución global de la demanda de automóviles, especialmente en China, donde las ventas de autos nuevos han caído 13 meses seguidos. Ese es un gran problema para las automotrices alemanas como BMW, Daimler y Volkswagen, que dependen del mercado de vehículos más grande del mundo.
Es particularmente dañino en un momento en que las automotrices alemanas tienen que hacer grandes inversiones para fabricar autos más limpios, dijo Oliver Rakau, economista en jefe alemán de Oxford Economics.
Si añadimos el brexit a la mezcla, vemos que las perspectivas para la economía alemana lucen sombrías. Aun así, Rakau dijo que espera un “modesto” retorno al crecimiento en el trimestre actual, ayudado por la “resiliente” demanda interna.
“Realmente la pregunta principal es cómo van a desempeñarse las exportaciones y la industria”, dijo.
¿Qué sucederá ahora?
Los datos débiles refuerzan el argumento de que el gobierno alemán debe gastar más para estimular la economía el próximo año, dijo Rakau. Pero eso está lejos de ser una apuesta segura en un país que desconfía mucho de los préstamos.
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El gobierno podría enfrentar más presión para intervenir si la guerra comercial entre Estados Unidos y China se prolonga.
“La conclusión es que la economía alemana se está tambaleando al borde de la recesión”, dijo Andrew Kenningham, economista en jefe para Europa de Capital Economics.
El gobierno de Trump dijo el lunes que retrasaría los aranceles sobre algunos bienes de consumo exportados desde China, incluidos teléfonos celulares, juguetes y consolas de videojuegos. Pero ambas partes no parecen estar más cerca de llegar a un acuerdo que elimine los aranceles existentes. Una nueva ronda de impuestos a las exportaciones chinas está programada para entrar en vigor en septiembre.
La economía alemana en contracción también refuerza el argumento de que el Banco Central Europeo (BCE) debe tomar medidas cuando se reúna en septiembre.
Los economistas predicen que el banco central actuará para recortar las tasas de interés, que ya están en mínimos históricos. También se espera que el BCE indique que reiniciará un programa de compra de bonos diseñado para estimular el crecimiento económico.