Al cierre de la reunión del FMI, de 189 países miembros, la directora gerente del organismo, Kristalina Georgieva, declaró que ya se estaban aclarando los efectos negativos involuntarios de las guerras comerciales. "Todos pierden".
Estados Unidos, el mayor importador del mundo, inició una guerra arancelaria con China, el mayor exportador del mundo, hace 15 meses. El presidente Donald Trump además busca renegociar y/o cambiar las relaciones comerciales con muchos de los principales socios de Washington.
Las consecuencias reducirán el crecimiento global en 2019 a 3%, el ritmo más lento en una década, estimó el FMI la semana pasada.
Pero ese daño no se reparte por igual. Estados Unidos sigue siendo la menos expuesta de las 20 economías más grandes del mundo a una caída en las exportaciones, en parte debido a su enorme base de gasto interno de consumo.
Europa
El daño se siente particularmente en los países europeos que "dependen de las exportaciones y están abiertos al comercio", dijo el comisionado de Asuntos Económicos y Financieros de la Unión Europea, Pierre Moscovici.
Más del 40% del PIB de Alemania derivó de las exportaciones en 2018, la mayor parte de cualquier economía global importante. La incertidumbre en la comunidad empresarial es generalizada, dijo el ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz.
El grupo comercial alemán BGA recientemente revisó a la baja su pronóstico de crecimiento para las exportaciones alemanas en 2019 a sólo 0.5% desde 1.5%. Como resultado, muchas compañías están reduciendo sus planes de inversión, algo que tendrá repercusiones en los próximos años.
Scholz dijo que las preocupaciones sobre la inminente salida de Reino Unido de la UE y la disputa comercial del bloque con Estados Unidos claramente estaban frenando el crecimiento económico global.
"El problema más importante siguen siendo aquellos factores que no podemos medir, específicamente la renuencia a invertir", dijo Scholz.
El sufrimiento también se siente en países que no dependen de las exportaciones, como Islandia, que se convirtió en la primera economía desarrollada en buscar ayuda del FMI después del colapso bancario de 2008. Desde entonces, ha reconstruido su economía en lo que se ha llamado una recuperación milagrosa. Ahora, eso está amenazado.
"Nos hemos vuelto dependientes del turismo", explicó Ásgeir Jónsson, gobernador del banco central de Islandia, con un aumento anual de cinco veces a 2.5 millones de visitantes desde la crisis. Sin embargo, las llegadas de extranjeros se han desplomado desde que comenzaron las guerras comerciales, y han caído un 15.6% este verano respecto al año anterior.