“India tenía cuestiones importantes de interés fundamental que seguían sin resolverse”, dijo a periodistas Vijay Thakur Singh, un alto funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de India, el lunes por la noche. Modi estaba preocupado por la “equidad y el equilibrio del acuerdo” y por el “impacto que tendría en las vidas y los medios de vida de todos los indios, especialmente los sectores vulnerables de la sociedad”, agregó Singh.
A India le preocupaba que su mercado pudiera verse inundado de productos chinos, así como por productos agrícolas y lácteos de países como Australia y Nueva Zelanda. Grupos comerciales locales, así como el principal partido de oposición de India, habían instado al gobierno a no firmar el RCEP.
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Modi ha caminado por la cuerda floja en lo que respecta a la economía india, tratando de lograr un equilibrio entre promocionar a las empresas locales y atraer más inversión extranjera.
“Creo que son las consecuencias en el lado doméstico las que han motivado esta decisión”, dijo Rajat Kathuria, director del Indian Council for Research on International Economic Relations.
Kathuria dijo que, si bien algunas de las preocupaciones de India son “legítimas”, la competencia extranjera habría fortalecido a la industria india en un momento en que el crecimiento económico del país se ha desplomado a su nivel más bajo en seis años.
Los otros 15 países, incluidos China, Japón, Australia, Tailandia y Vietnam, dijeron en una declaración conjunta que seguirán adelante y firmarán el acuerdo el próximo año, y que mientras tanto “trabajarán juntos para resolver las cuestiones pendientes [con India]”.