Beijing y Washington finalizarán el acuerdo comercial inicial el miércoles, según el presidente Donald Trump. China enviará a su principal negociador comercial a participar en la ceremonia de firma en la Casa Blanca.
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El acuerdo revierte algunos aranceles estadounidenses sobre las exportaciones chinas que han estado vigentes desde septiembre, y permite a Beijing evitar impuestos adicionales sobre casi 160,000 millones de dólares en bienes del país.
Yellen reconoció que las tensiones se han aliviado después de que Estados Unidos y China alcanzaron la “tregua”. Pero recordó a la audiencia en Hong Kong que la mayoría de los productos chinos todavía están sujetos a “niveles bastante altos” de aranceles estadounidenses. “No hemos visto ningún retroceso significativo de los aranceles”, dijo.
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Según los términos del acuerdo inicial, seguirán vigentes aranceles de hasta el 25% sobre 370,000 millones de dólares en productos chinos. Eso cubre aproximadamente dos tercios de las exportaciones de China a Estados Unidos.
Yellen dijo que el retroceso de aranceles de fase uno no será “muy notable” para los hogares estadounidenses. Y las empresas extranjeras que desean hacer negocios en China aún enfrentan incertidumbre en la toma de decisiones sobre las cadenas de suministro e inversiones. La ex banquera central también advirtió que se vislumbran cuestiones “más problemáticas y difíciles”.
Entre los temas que citó están los subsidios a las empresas estatales chinas y la competencia entre Estados Unidos y China en inteligencia artificial, redes móviles 5G superrápidas y otras tecnologías relacionadas con la seguridad nacional.
“Estos problemas serán bastante difíciles de manejar y tendrán consecuencias muy importantes para la economía global”, dijo.
China y Estados Unidos ya están enganchados en una lucha por la compañía tecnológica china Huawei, un proveedor global líder de equipos de telecomunicaciones utilizados para construir redes 5G.
Si las dos superpotencias económicas no pueden hallar puntos en común, Yellen dijo que el ritmo del avance tecnológico podría ralentizarse y complicar el lanzamiento de nuevas aplicaciones comerciales.
El mundo incluso podría dividirse en grupos competitivos por la tecnología, lo que complicaría el comercio y dificultaría la integración global.
“Las tecnologías desarrolladas en un lugar del mundo deben ser aplicadas y poder aplicarse en todo el mundo, y convertirse en la base para un mayor progreso de la innovación tecnológica”, dijo.
“Perder esas sinergias” sería un acontecimiento muy negativo. “Espero que no lleguemos a eso”, dijo Yellen.