“Me quitaron todo lo que tenía, mi empleo, pero los gastos siguen, en el día pienso en todo lo que hay que pagar, entonces me las ingenio”, comenta Susana Juárez, quien tras la limitación en la producción de la pizzería en la que trabajaba, decidió preparar y vender chapatas y ensaladas en su casa con entrega a domicilio para seguir generando ingresos.
Previo a la pandemia, Susana ya era población vulnerable, pues no contaba ni cuenta con prestaciones sociales como seguro médico o ahorros, ya que se desempeña en la informalidad.
Este es uno de millones de casos en México: "tener prestaciones laborales, sociales, contrato, hace precisamente que los trabajos sean más estables, peor ante una crisis las personas más fáciles de despedir son las que no tienen prestaciones o con más carencias laborales”, explicó María Ayala López de Lara, investigadora en Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.
Para diciembre de este año, el asesor económico de la American Chamber México, Luis Foncerrada, prevé entre 850,000 y 900,000 afiliados menos que al cierre del año pasado en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
¿Planeas compras de diciembre?
“A octubre hemos perdido 550,000 afiliados, como todos los diciembres se despide a personal que se contrató por la temporada en tiendas y fábricas, así que vamos a perder alrededor de 350,000 afiliados, porque no es empleo, para terminar en diciembre con entre 850,000 y 900,000 menos que en 2019”, explicó el economista.
No obstante, la verdadera situación laboral se ve en los números del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). En junio había 34 millones de personas sin empleo, "eso representaba el 53% de la fuerza laboral potencial, en octubre llegamos a 19 millones, pero en diciembre se volverá a incrementar, así que cerraremos 2020 con alrededor de 20 millones de personas sin empleo, no uno, 20 millones es la realidad del país, esto va a representar el 30% de gente que requiere un empleo, el 30% de la fuerza laboral potencial de México, esta es la realidad y la situación más dramática que tiene el país“, explicó el economista.
En tanto, el número de personas que laboran en el país por menos de lo que cuesta la canasta básica alimentaria (1,212 pesos al mes, en octubre) es decir, en pobreza laboral, pasó de 37.3% en febrero de 2020 a 44.5% en septiembre, indican cifras de Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
“Para cerca de la mitad de las personas que sí tienen empleo, su salario no les alcanza para la canasta básica alimentaria. La mayor parte de los grupos de menores ingresos, los más pobres, son los que están sufriendo, porque además están padeciendo la escasez de recursos”, comentó Foncerrada.
Sobrevivir
Frente al desempleo y la falta de ingresos, la informalidad se convierte en un medio de sobrevivencia. Poco a poco los barrios populares en la Ciudad de México se adornan con locales ambulantes, puestos de garnachas afuera de las casas, cubrebocas a la venta en los tianguis, de alcohol en gel, de caretas.
“Claramente va a crecer el mercado informal, la necesidad de las personas por sobrevivir seguirá existiendo, creemos que la informalidad, más que una estrategia para violar la ley, no pagar impuestos, es una estrategia de sobrevivencia. Quien está en el sector informal está en una situación más precaria para enfrentar crisis, en general la informalidad está plagada de falta de conocimiento financiero, de falta de acceso a herramientas digitales, todas esas carencias se hicieron más fuertes con la pandemia; más los que perdieron un empleo formal tendrán que sobrevivir, se irán a la informalidad”, consideró la investigadora de Frente a la Pobreza.
Cifras del INEGI refieren que en octubre, el número de trabajadores en la informalidad fue de 29.7 millones de personas, es decir el 56% de las personas ocupadas, cuando en septiembre fue de 54.9%. En febrero el porcentaje fue de 56.3%.
“El porcentaje de personas ocupadas sin seguridad social, sin contrato estable, vimos que ahora es menor que a inicio de año, pero no porque la gente tenga más seguridad social, sino porque las personas que perdieron su trabajo, fueron las que no tenían seguridad social, ni contrato estable”, explicó María Ayala López de Lara.
La especialista consideró que se debe atender a la población que trabaja sin seguridad social, porque incluso en trabajos subordinados en empresas grandes, hay gente que no tiene seguridad social, la cual representa una herramienta para enfrentar “esta que es una crisis desigualadora que afecta más a quien menos tiene, y quien más tiene, tiene más herramientas para enfrentarla”.