"Así como generar y mantener acuerdos internacionales que son centrales para la liquidez en divisas, aumentando con ello el riesgo de depreciación de nuestra moneda nacional y limitando la actuación de las autoridades para mitigar los potenciales episodios de inestabilidad", enunció.
La reforma a la Ley del Banco de México, propuesta por el gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena), ha causado polémica desde su aval en el Senado en diciembre pasado.
Los senadores de Morena defendieron que las instituciones financieras compren dólares en efectivo que llegan a México con los "paisanos" y el turismo para que se incorporen a las reservas internacionales.
Pero la Asociación de Bancos de México (ABM), la Junta de Gobierno de Banxico (Banxico) e, incluso, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) han advertido de los efectos adversos de vulnerar la autonomía del banco central.
Ante el inicio este lunes del último periodo de sesiones del actual Congreso, el gobernador de Banxico recordó que recibir estos dólares llevaría a que la comunidad internacional considerara al banco central mexicano como "institución de alto riesgo" de lavado de dinero.
Díaz de León también previó afectaciones para el poder adquisitivo de la población.
"Los inconvenientes y riesgos que la iniciativa plantea podrían afectar la percepción de riesgo soberano en detrimento de la calificación crediticia del país, lo cual ocasionaría un aumento en los costos de financiamiento para toda la economía en su conjunto", sostuvo.
El gobernador del banco central aseveró que el riesgo es demasiado alto en comparación con sus beneficios al citar que solo 0.6 % del total de remesas se recibe en efectivo y el resto por transferencias electrónicas.
Mientras las instituciones bancarias, casas de bolsa y casas de cambio captaron 24,675 millones de dólares en efectivo en 2007, este número se redujo a 6,273 millones en 2020, precisó.