Si bien la decisión de revisar la norma por parte de la Fed es una victoria para la industria bancaria, que lleva tiempo argumentando que el ratio de apalancamiento es fallido en sus fundamentos, su decisión de no extender la exención, como esperaban muchos analistas, será recibida con decepción.
"Las acciones de los bancos de Wall Street serán castigadas porque ahora tendrán que reservar más dinero", dijo Edward Moya, analista senior de mercados de Oanda. No obstante, agregó que la revisión prevista del ratio de apalancamiento "debería de aliviar la preocupación por que sea una decisión final".
En abril pasado, para aliviar la tensión en el mercado de bonos generada por la pandemia y promover los préstamos bancarios ante las restricciones que perjudicaron a los hogares y las empresas estadounidenses, la Fed excluyó temporalmente tanto los bonos como los depósitos del banco central del ratio de apalancamiento hasta el 31 de marzo.
La incertidumbre sobre si la Fed respetaría esta fecha se sumó a la reciente ansiedad en los mercados de renta fija. Analistas y grupos de presión bancarios advirtieron que permitir la expiración podría hacer que los bancos reduzcan más amplia la deuda gubernamental y el préstamo.
Sin embargo, el asunto se convirtió en una inesperada "papa caliente" política, en medio de presiones de poderosos demócratas sobre el presidente de la Fed, Jerome Powell, para que no conceda a Wall Street lo que consideran una exención injustificada que ha reportado mucho dinero a los grandes bancos para recomprar acciones y repartir dividendos.
El viernes, funcionarios de la Fed dijeron que confían en que el vencimiento de la exención no afecte a la liquidez en el mercado de los bonos ni cause perturbaciones, ya que el mercado de deuda se había estabilizado y los grandes bancos cuentan con niveles de capital elevados.