“La política social que se ha privilegiado es la de transferencias en efectivo, y eso ha restado importancia al tema de salud y educación. Esas transferencias no han sido asignadas con un criterio para que las tengan aquellas personas que más las necesitan, y no han sido aplicadas en mayor medida a raíz de la pandemia, entonces existe ahí ya un problema”, afirmó Rodolfo de la Torre, especialista en desarrollo social con equidad, del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY).
Si se quisiera incrementar la cantidad de gasto que se dedica a salud y educación, los recursos deben provenir de otras áreas, proyectos o de una reforma fiscal que dé sustentabilidad, añadió De la Torre.
Panorama 2022
Estos recursos tienen que estar contemplados en el Paquete Económico 2022.
Lo interesante sería que exista una flexibilidad en esos ingresos, no necesariamente que se tenga una cantidad fija, sino tratar de modificar esas asignaciones con base en las necesidades de cada entidad o región, dependiendo cómo se haga la clasificación, para darle mayor prioridad a aquellas zonas más vulnerables, señala Héctor Magaña, investigador del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
Para 2022, el panorama no es alentador en materia de salud: Se prevé la eliminación de dos programas presupuestales: Seguro Médico Siglo XXI, en vista de la creación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y la extinción de la Comisión Nacional de Protección Social en Salud; además de la eliminación del Programa de Salud y Bienestar Comunitario por no encontrarse en operación, de acuerdo a la Estructura Programática a emplear en el Proyecto de Presupuesto de Egresos 2022.
En materia de Educación, el año entrante se eliminará el programa escuelas de Tiempo Completo, debido a que ahora sus acciones son operadas a través del programa “La Escuela es Nuestra”.
En tanto, el presupuesto para ocho programas prioritarios de Educación Pública se estima un incremento de 3.2% de 2021 a 2022, de acuerdo a los “PreCriterios 2022”.