Las cifras anuales están lejos del crecimiento del PIB en el segundo trimestre del año, que fue de 6.7%, y muestran la fuerte desaceleración que sufrió Estados Unidos, como en buena parte del mundo, entre julio y septiembre.
Los economistas encuestados por Reuters habían pronosticado un crecimiento del PIB en el tercer trimestre sin revisar de un 2,1%.
Los datos muestran, asimismo, el impacto que tuvo la llegada de la variante delta en la pandemia de coronavirus, que provocó retrasos en la reapertura de negocios en algunas zonas del país; el final de los programas de estímulo económico iniciados por el Gobierno en marzo de 2020 y los problemas en las cadenas de suministros.
El crecimiento también se vio obstaculizado por el huracán Ida, que devastó la producción de energía en alta mar de Estados Unidos a finales de agosto.
El gasto de los consumidores, que en Estados Unidos equivale a casi dos tercios del PIB, creció apenas un 2% en el tercer trimestre -un ajuste de 2 décimas sobre el cálculo anterior-, lejos del incremento de 12% registrado entre abril y junio.
Además del ajuste al alza en el gasto de los consumidores, otro factor de crecimiento fue el aumento en las inversiones que las empresas hicieron para aumentar sus inventarios en un momento marcado por los problemas en la cadena se suministro.
La mejora en el gasto de los hogares vino sobre todo por un aumento del gasto en entretenimiento y de los relacionados con el transporte, como por ejemplo los servicios de mantenimiento de vehículos, añadió la BEA.
El déficit comercial se redujo drásticamente en octubre, ya que las exportaciones alcanzaron un récord y las empresas han ido reconstruyendo sus inventarios. La tasa de desempleo se encuentra en su nivel más bajo en 21 meses, el 4.2%.
Con información de EFE y Reuters