“En México se da una paradoja que nos e da en muchos otros países: Las empresas de mayor productividad no necesariamente acceden al crédito. Al no acceder al crédito, limita su desarrollo como empresa, y la posibilidad de continuar aumentando la productividad”, subrayó.
El crédito en México se concentra en las empresas grandes y medianas; mientras que las pequeñas y las medianas tienen mayores dificultades para acceder a él.
En ese sentido, la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, sostuvo que la banca tradicional se ha comportado más como un mecanismo de ahorro, cuando en el pasado “los bancos se la jugaban con el productor”.
“Hoy, los banqueros no se atreven o se la juegan o quieren apostarle a lo seguro y parece que la banca es un espacio de ahorro, que de crédito”, lamentó la funcionaria.
Es posible que las empresas jóvenes no cuenten con activos que sirvan como garantía y, así, poder contar con financiamiento de parte de la banca, explicó Eduardo Olaberria.
Otros factores que frenan la competitividad tienen que ver con problemas como la falta de seguridad, barreras regulatorias, mercados poco competitivos y un régimen de quiebras obsoleto. Esto último no favorece la salida de empresas obsoletas del mercado.
No solo se necesita reforzar la parte de innovación, tarea pendiente durante los últimos 30 años, sino programas de desarrollo regional, sectorial y de integración.
El bajo contenido de contenido nacional -alrededor del 28%- también se suma a la falta de productividad.
En ese sentido, señaló José Luis de la Cruz, director general del IDIC, “uno de los mecanismos que tenemos para desarrollarnos es, tener una mayor integración a las cadenas globales de valor”.
“Si queremos tener una mayor participación en las cadenas globales de valor, vamos a tener que trabajar muy fuertemente en estos procesos de innovación y, sobre todo, generar una base productiva diferente; un emprendimiento de un nuevo tipo, tendiente a esas cadenas globales de valor y, por lo tanto, a esos procesos tecnológicos”, ahondó.