Los precios al consumidor están aumentando, impulsados por cadenas de suministro globales complicadas y un estímulo masivo fiscal de los gobiernos al principio de la pandemia de COVID-19. La guerra en Ucrania, que ha provocado un aumento en los precios mundiales de los alimentos y el combustible, ha empeorado la situación.
Los precios de la gasolina en Estados Unidos alcanzaron niveles récord en junio, con un promedio de más de 5 dólares por galón, según datos del grupo de defensa de los automovilistas AAA.
Los datos de inflación siguieron a un crecimiento del empleo más fuerte de lo esperado en junio. La economía creó 372,000 puestos de trabajo el mes pasado, informó el Gobierno el viernes pasado, con una medida más amplia de desempleo cayendo a un mínimo histórico.
La estrechez del mercado laboral también se ve subrayada por el hecho de que había casi dos puestos de trabajo por cada desempleado a finales de mayo. La Fed quiere enfriar la demanda en la economía para reducir la inflación a su objetivo del 2%.
Las presiones inflacionarias subyacentes se mantuvieron fuertes el mes pasado. Excluyendo los componentes volátiles de alimentos y energía, el IPC ganó un 0.7% en junio después de subir un 0.6% en mayo. El llamado IPC subyacente aumentó un 5.9% en los 12 meses a junio. Eso siguió a un incremento del 6% en los 12 meses a mayo.
La alta inflación y el aumento de los costos de endeudamiento están avivando los temores de una recesión hacia inicios del próximo año.
Con información de Reuters