El gasto programable son todos los desembolsos que realiza el gobierno para entregar bienes y servicios a la población, financiar programas sociales y permitir el funcionamiento de sus instituciones, dependencias y entidades, detalla información de BBVA.
Bajo los mismos periodos comparativos, en materia del gasto de inversión, se observa una menor proporción del gasto para el desarrollo de infraestructura pública.
El gasto en infraestructura pública es de suma importancia porque influye en el desarrollo económico y humano de los habitantes de una región o un país. De acuerdo con el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), la infraestructura puede ser económica, como el desarrollo de redes eléctricas, autopistas y puentes, y también puede ser de tipo social, con el desarrollo de viviendas, hospitales, escuelas, centros deportivos y para el cuidado de la salud.
Los gastos a la baja se han visto por una mayor necesidad de recursos públicos para atender otras obligaciones, por ejemplo, el pago de intereses por la deuda pública (costo financiero). En 2013, el primer año de gobierno de Peña Nieto esta obligación absorbió el 6.2% del gasto público, de enero-octubre de 2018 a 2022 pasó de 9.7% a 10.3%.
También las participaciones, que son los recursos que el gobierno federal les transfiere a los estados, absorbe un porcentaje importante del gasto público; en los últimos 10 años, este ha pasado de 13.7% del gasto público en 2012 a 15.4% en enero-octubre de 2022.
Pero el gasto ganador y que crece año con año, sin importar de qué partido es el gobierno, es el que se destina a las pensiones, este se ha incrementado en los últimos 10 años de 11.3% del gasto público a 16.3%.