La inflación británica de los precios al consumo subió inesperadamente a 10.4% en febrero, por la subida de los precios de la comida y la bebida en bares y restaurantes, según datos oficiales, lo que podría llevar al Banco de Inglaterra a subir las tasas de interés el jueves.
Los economistas encuestados por Reuters habían pronosticado que la tasa anual del IPC caería a 9.9% en febrero, desde 10.1% de enero, alejándose así del máximo de 41 años alcanzado en octubre, de 11.1%.
Los inversores se habían mostrado divididos sobre si el banco central haría una pausa tras la reciente agitación en el sector bancario mundial, pero el miércoles los mercados financieros daban por descontado un aumento de un cuarto de punto, hasta 4.25%.